30 de diciembre de 2010

Otro final

Los reproches, los malentendidos, los sobreentendidos, las sospechas, las trampas, los insultos y las humillaciones, las despedidas y los reencuentros, el rencor disimulado entre las arrugas de otra reconciliación, la pasión como falsa compañera de viaje una vez más.

Y un tópico final

Ambigüedad consentida

La madrugada se tiñó de colores ambiguos en el mismo instante en que oí tu voz somnolienta. Musitabas un nombre que no era el mio, pero poco me importó cuando me abrazaste con el ardor de las viejas batallas, aquéllas en que vencíamos a la noche entre sábanas revueltas.

26 de diciembre de 2010

Esquina

Camino entre una multitud imbuída del espíritu de las compras de última hora.

Soy arrastrado por un caudal de gente al borde del colapso.
Lucho y braceo a contracorriente.

Cuento mentalmente los pasos que me restan para llegar a la esquina de siempre.

Siguen siendo demasiados, pero no me rindo.

Misión

Aún no se había borrado de sus labios el sabor del último trozo de turrón cuando observó en el cielo la señal convenida. Era pronto, pero no quedaba más remedio que reemprender la marcha.

Hay designios que no conviene desairar, y menos aún cuando queda un desierto enorme por cruzar.

25 de diciembre de 2010

Otro cuento de Navidad

La ciudad rebosa felicidad impostada, de cada casa escapa aroma a tópicos y a cordero asado.

El cielo está tintado de violeta, las aceras siguen secas a pesar de la persistente lluvia.

Las luces cruzan las calles, caen en cascada y engañan a la noche con su refulgir intermitente.

Mientras admira el espectáculo navideño en todo su esplendor, sólo el tacto áspero del metal cromado a través del forro del bolsillo del pantalón le dá la calma que echa a faltar entre tanto falso sosiego.

22 de diciembre de 2010

Charco

Antes o después tenía que pasar, 
era inevitable adentrarse en otro charco insalvable.

No es sencillo administrar el delirio.
No resulta fácil perseguir cada noche estelas imaginarias.

Es casi imposible a
bandonar la insana afición 
a pintar las paredes con ensueños 
cuando no se admite a la sensatez 
como compañera de piso.

Hechizo

El sortilegio 
de sus labios entreabiertos y sus ojos fugaces 
me enreda una noche más 
en un reflejo entrecortado de un sueño 
tan carnal como improbable.

Me dejo llevar, 
me envuelvo en la impostura, 
sin pararme a pensar siquiera 
que cuando llegue el día 
no me quedará más remedio que despertar.

Chispa

Un gesto desnudo y minúsculo (quizá inconsciente, quizá largamente meditado) hizo que se incendiara la madrugada.

Y, así, una anodina secuencia de lugares comunes y tópicas palabras vacías abandonadas a su suerte se transformó, por un azar inabarcable (o por un plan perfectamente trazado) en una imparable cadencia de encontronazos con el deseo más crudo.

Y nuestros cuerpos danzaron anudados a una espiral húmeda e intangible hasta el final de la noche.

Aviso luminoso

Esa luz de extrañas formas me ha mordido otra vez esta noche. Es un augurio modélico, sujeto a todos los cánones, una revelación en toda regla. Ha sido mientras soñaba, pero aún siento la dentellada. Ha sido menos cruel que otras veces, pero, aún así, escuece, quema, duele...

21 de diciembre de 2010

Vagabundo

En el bolsillo, unas pocas monedas.

En el zurrón una muda, algunas esperanzas marchitas y todos esos versos derramados en papel mojado en noches eternas de soledad y hastío.

En las piernas, demasiados kilómetros acumulados.

En la frente un asomo de delirio.

En el pecho un temblor.

En el pasado, una equivocación, un portazo a destiempo y una despedida sin adiós.

Hoy, un camino encharcado y mil pasos por dar.

En el horizonte, un atardecer en algún rincón que aún no ha encontrado entre las nubes que desfilan a su alrededor.

Inundación

El diluvio llegó sin aviso y con hambre de varios días. Arrasó con saña todo lo que habíamos construído con esmero y dedicación, formando un riachuelo de escoria que fue empantanando el suelo a su paso. La destrucción fue total,  apenas quedaron en pie dos o tres palabras de despedida y algún recuerdo ajado y maltrecho.

20 de diciembre de 2010

Insistencia

Para salvar de la quema 
un mínimo recuerdo desvaído 
de mi reflejo en tu espejo velado, 
me resisto a desaparecer de las dobleces de tu rutina. 

Puede parecer que sigo atado 
a un pasado que fue derrotado por las prisas,
pero sólo pretendo sobrevivir 
en el mar revuelto de tu realidad.

Realidad inventada

En ocasiones me deleito abrazándo a la realidad ficticia que me espera agazapada entre párrafos y tinta, para no tener que arrimarme muy de golpe a la insana tristeza que se asoma tras las esquinas de la rutina.

Y mientras me dejo llevar, escribo en mi mente sílabas desordenadas, letras sueltas, y aquellos puntos y a parte que debieron ser puntos y seguido.

Siento que navego por un folio a medio escribir, y adivino que los tachones no enmascaran la verdad sangrante que intenté escribir sin pensar en ti, sin pensar en nadie.

Y aunque el miedo se empeñe en empapar los espacios en blanco, aunque la garganta y los dedos tiemblen empastados por las prisas, aunque las dudas habiten entre palabras huecas, sigo atado a la hoja en blanco, esperando respuestas que no he sido capaz de encontrar al otro lado del cristal velado.

Cruzar

No sé si ha sido buena idea cruzar al otro lado del espejo

La imagen que se veía en él era simplemente lo que el vaho quería que se viera de mi mismo 

No soy más que una idea aproximada, un reflejo desvaído. 

Pero ahora ya es demasiado tarde para explicarlo.

Ya no hay marcha atrás.

Trabajo duro

Los sentidos no sirven de mucho cuando el pecho se llena de incertidumbres y deudas con la vida. Pero vaciarlo y llenarlo con renovadas ansias de abrazarse a algún nuevo delirio es una labor casi tan ardua como dejarse arrastrar por la bruma: zozobrar también es un trabajo duro

Oteando

Desde esta posición privilegiada,en lo más alto del acantilado desnudo, miro el horizonte, aún envuelto en neblina, y mientras me dejo mecer por el viento humedecido, imagino todos los puertos en los que aún no he atracado y todos los atajos escondidos entre olas que no he sabido tomar

Dormido

Mientras hilvano y enhebro nuevas verdades,
me voy quedando dormido
acunado por la marea. 

Prometo dejar,
al menos por esta noche,
la puerta de mi cuerpo entreabierta,
para que si algún sueño se pierde,
sepa adónde acudir.

Oasis

Constuyeron un oasis imperfecto en mitad de la agonía del tiempo. 

Pasaron del casi nada al casi todo a través de cientos de pasos repetidos y miles de tropiezos previsibles. 

Y, una vez instalados en la cumbre, defendieron con uñas y dientes el terreno ganado al hastío.

Nombre

Miras entre temblores y brumas la agenda, buscas letra a letra hasta hallar lo que buscas. Un nombre, una escueta sucesión de sílabas. Lo lees como si ya lo huberas olvidado, degustándolo, como si repitiéndolo una y otra vez no se fuera a esfumar nunca de entre tus labios.

Entre los pliegues de tu memoria

Me aventuro, 
me introduzco temeroso
entre las grietas de tu memoria.
Me cruzo con viejos recuerdos
y algunos nuevos,
doy vueltas,
me pierdo,
naufrago,
resurjo.

No encuentro
el lugar de privilegio
que ocupé no hace tanto.

Me acomodo resignado
en un oscuro rinconcito
y espero.

Esfuerzo

Me esfuerzo por cincelar a fuego
las sílabas de mi nombre
en tu cama deshecha,
he de dejar ese mínimo rescoldo
en algún rincón de tus noches,
no me resigno a pasar a engrosar las filas
de los nombres escondidos.

Pero la nada es terca,
el vacío es persistente,
el olvido es un rival demasiado fuerte.

Olvido

Mientras se diluyen, me acompañan en esta nada absurda que me traga los abrazos compartidos,el temblor de tu piel recorrida por mis dedos, las palabras musitadas, los sueños incumplidos... 

Intento anclar mi recuerdo a tu almohada, pero ya está dominada por los tentáculos del olvido.

Evaporado

Cuando empiezo a emborronarme en tus pupilas, cuando noto que me desvanezco un poco más tras cada parpadeo, fluyo por un éter informe que me absorbe, dejando tras de mi una estela translúcida que apenas adivinas, porque ya has dejado de mirarme, porque ya has dejado de soñarme.

Despierto

Mientras crece el hueco en el pecho, infinitos sueños baldíos hacen cola enfrente del cuarto vacío, esperando su momento para aflorar y hacerse fuertes. 

Pero sé cómo luchar contra su hambre atrasada, sólo tengo que acostumbrar mis ojos a la oscuridad, disimular y seguir despierto.

Juego

Aunque las prisas acuciaban
y el tiempo amenazaba con templar el ardor,
aunque aún no compartían sudor ni aliento,
aunque hay caminos de ida que no entienden de atajos...
arriesgaron su resto,
subieron la apuesta,
siguieron jugando al dulce juego
de buscarse sin encontrarse y encontrarse sin buscarse

Haciendo tiempo

Me diluyo en la letanía silenciosa de los segundos machacones y efímeros 
y, mientras intento descifrar el mensaje oculto que se esconde 
tras el parpadeo inconstante de las bombillas moribundas, 
espero ansioso a que el destino firme su sentencia incontestable, 
para poder entender, 
al fin, 
el significado de esta absurda historia inconclusa.

Desvío

Entraron al bar sonriendo, como siempre. Se sentaron y pidieron los dos dry martini de siempre. Bebieron en silencio, mirándose. Al terminar sus copas, como siempre, empezaron a hablar casi en susurros. Aunque todo parecía igual, aquella noche había algo intangible que no era como siempre. No llegaron a comprenderlo, pero un susurro del destino les hizo desviarse de la rutina dulce y marcada por la costumbre, y descarrilaron en la primera curva cerrada que apareció en su trayecto.

Pasa el tiempo

Cada dia que pasa,
tu ausencia se hace más sólida y pétrea.

Cada minuto que paso surcando esta pálida soledad, 
más cerca estoy de la noche, 
más me arrimo a la locura dulce pero infame 
de mirar a la Luna de cerca 
sin nadie que me ate a la tierra que piso.

Cada segundo que no me veo reflejado en tus ojos, 
más rápidos son los giros sobre mi propia sombra, 
con más fuerza me corroe este maldito delirio, 
más difuso se hace el límite entre la triste verdad
y el futuro incierto y cobarde 
que me espera detrás de cada fria esquina.

Ritmos

Cuando más necesito un pequeño indicio de seguridad, 
más rápido fluyes, 
más deprisa te escabuyes ente mis dedos torpes.

Cuanto más preciso de un aliento, 
de una caricia que me rescate del invierno, 
más te evaporas, 
más te licuas, 
sin dejar atrás ni el eco de una palabra,
ni el resquicio de un aroma.

Risa

Reías 
y aunque seguías danzando 
entre memorias torcidas no del todo derrotadas, 
el aroma sutil de tu sonrisa 
embriagaba el aire levemente viciado que flotaba entre nosotros.

Reías, 
y aunque tu risa era aún ligeramente translúcida, 
su caricia me permitió volver a reconocerme 
reflejado en el fondo de tus ojos entreabiertos.

Contracorriente (2)

Los días soleados, vivo adherido a nubes y oscuridades indestructibles, y por más que me afano, no despego los pies del suelo reseco.

Los días de lluvia, planifico saltos y danzas rituales que me ayuden a evitar el gris y a exprimir el paisaje licuado.

Los días en que la niebla lo cubre todo, me empeño en deshacer dudas y azares, en desmarañar ovillos enquistados.

Y los días de tormenta, me aplaco, me calmo, hiberno en un sueño manso y pacificador a la espera de tiempos mejores.

19 de diciembre de 2010

Conocimientos

Abrazados al delirio húmedo del deseo compartido espantaron con dedicación envidiable los fantasmas que anidaban en cada rincón del cuarto barato de hotel en que decidieron descubrirse.

Al día siguiente, al despedirse, aún no sabían sus nombres, pero se conocían perfectamente.

Vueltas

He vuelto.

Ya no soy el mismo. 

Pero tampoco este rincón del mundo 
es igual que el que dejé atrás hace tanto tiempo. 

Los que me esperaban desaparecieron hace mucho. 

Los pocos rescoldos de pasado que seguían prendidos 
se diluyen 
en un mar de cenizas en cuanto me acerco a tocarlos.

Pozo

Resbaló por el pozo del deseo ciego sin poner cuidado en amarrase a alguna certeza. 

Dejó que la pasión desmedida destruyera todo atisbo de razón. 

Se abrazó al delirio dulce de rozar otra piel, sin siquiera tener en cuenta sus propias heridas. 

Al llegar al fondo, se hizo añicos.

Fin

El terco vacío empapó, 
con su absurdo sudor destilado, 
todos los recovecos de nuestro pasado 
a medio construir

La oscuridad, 
obsesiva y hambrienta, 
fue cubriendo en silencio 
las pocas rendijas que quedaban, 
y se extendió sin esfuerzo 
en el espacio que se extendía 
entre nuestros cuerpos dormidos.

Un nuevo día

Saludas el nuevo día intentando vencer a las imágenes borrosas y a los cebos lanzados por el pesaroso silencio del tiempo. 

Despiertas y despedazas la niebla  con las fuerzas recopiladas en los sueños que aún no se han borrado.

Y ríes, y bailas y saltas... a pesar de la tormenta.

Contracorriente

Hay huecos
que aún vacíos,
se llenan de esperanzas.

Hay abismos
que se antojan bordeables,
a pesar del vértigo.

Hay silencios que resuenan más que todos los ruidos.

Hay delirios más reales que lo real.

Incluso, dicen,
hay soledades que no pudren
y sueños que se cruzan con la realidad.

Hoy

Hoy 
la soledad ha dado su último golpe,
el más certero.

Hoy 
he visto la oscuridad de cerca.

Hoy 
me he perdido entre flores artificiales y callejones naturales.

Hoy 
he recobrado mi antigua buena relación con la Luna.

Hoy 
he dejado de ser aquel loco 
que casi es absorbido por ilusiones vacías y sueños felices.

Ilusión baldía

Ha convivido unos días con la ilusión de encontrar la salida, pero la corriente le ha arrastrado y no ha superado la prueba final.

Sigue andando porque intuye que el viento no ha esparcido aún todas las piezas del rompecabezas.

Sólo hay que saber encontrarlas.

Aviso desatendido

Fue un temblor sutil, casi un cosquilleo.

Entregados al ardor, no entendimos que era un aviso de lo que vendría.

Casi sin darnos cuenta, lo que parecía un remanso en mitad del bosque, se convirtió en un erial arrasado por tempestades infinitas y lava hiriente derramada al azar.

18 de diciembre de 2010

Optimismo

Una derrota espera en cada rincón.

Sombras nuevas acechan entre las sombras de siempre.

Una broma macabra y absurda espera a la vuelta de cada esquina.

Lo sé.

Pero me desperezo y acumulo fuerzas para seguir levitando 
entre caída y caída.

Me acicalo y no rehuyo mi cita con esa rutina.

Entre charcos

Como hoy no me pesan mucho los zapatos, me dispongo a chapotear en los charcos que hay en la calle desierta.
 
Como se ha disipado la bruma que nublaba mi cabeza, me apetece saltar, correr, dejarme acariciar por la lluvia.

Porque está diluviando ahí fuera, pero dentro, ha escampado.

Lobo

En el barrio, todos le evitaban.

Aunque era un pobre hombre, solitario y taciturno, su mirada lobuna daba realmente pavor.

Los niños le llamaban "el lobo-hombre" pero él nunca llegó a entender por qué.

Vivía al final de la calle, y las noches despejadas ahuyentaba a la soledad hablando cara a cara con la Luna.

Sólo queda esperar

Espero.

Intento no naufragar 
entre los desconchones 
de estas cuatro paredes movedizas.

Doy bandazos de uno a otro extremo, 
sin perder de vista ni un instante 
la puerta acristalada del fondo.

El pasillo se estrecha y se estira cada vez más,
se convierte en un túnel hambriento,
empeñado en saldar la deuda del miedo 
con todo aquel que se deje tragar.

Aunque no estoy solo, 
me cuesta escuchar a los que me rodean: 
el zumbido punzante de un augurio que creía expurgado 
lo cubre todo.

Final y principio

Todo ha sucedido de un modo rápido y aséptico.

En un instante se ha esfumado la bruma, el árbol ha surgido de la nada y la noche lo ha cubierto todo con su manto helado.

Tumbado en el arcén, miro con curiosidad el coche destrozado y no puedo apartar de mi rostro una extraña mueca petrificada.

Otoñal

Refugiado en mi oscuro escondrijo, 
intento retrasar el momento 
de enfrentarme a una nueva tormenta.

Para no ser tragado por el tiempo detenido, 
me recreo en el cielo de plomo y el suelo movedizo.

Sobre un fondo gris, 
deformadas por las gotas 
que se deslizan azarosas por la vidriera, 
adivino mil sombras que interpretan una danza ceremonial 
entre hojas muertas y aceras humedecidas.

Sin saber por qué, 
esbozo una leve sonrisa y, 
en la soledad del cuarto vacío, 
tarareo una antigua melodía.

Prudencia

Para no dejarte engañar por falsas ternuras y pasiones efervescentes has construído un alto muro a base de recuerdos de tiempos mejores.

Para no dejarte arrastrar por promesas volátiles y sueños de un día, te has amarrado a una frágil balsa, que navega a la deriva por el mar moribundo de la sensatez.

Que tengas suerte.

Trayecto

El tren acelera su paso mientras cruza paisajes mojados por el tiempo. Las primeras luces muestran caminos embarrados lejanamente parecidos a aquellos que transitábamos entonces. Antes de cruzar el viejo puente oxidado asumo que no voy a saber bajar, que me voy a quedar anclado al vagón.

Ésta era mi estación, pero dejó de serlo hace años.

Hojas

Hace ya tiempo 
que el papel mojado 
dejó de retener la tinta preñada de letras 
que sobre él volcaba.

Solía aferrarme a su arrullo 
cada vez que rondaba la noche. 

Queda poco ya 
para que el otoño se cebe con el paisaje, 
pero dudo que las hojas secas 
mantengan con vida 
las palabras secretas y embarradas 
que escapan de mis dedos y mi garganta.

Huída sin rumbo

Notó la descarga de la cafeína sobre sus circuitos nerviosos y abrió levemente los ojos.

Desperezándose, encendió el ordenador, con la secreta esperanza de encontrar algún remanso en que refugiarse.

Hacía meses que intentaba escapar de sí mismo, llevaba largo tiempo intentando huir, pero le costaba decidir hacia dónde.

17 de diciembre de 2010

Reconversión

Vestido tan solo con la sombra de un recuerdo decidió rebozarse en el barro.

No sabremos nunca si fue por librarse de la pesada carga del olvido, o por ver de pronto su cuerpo cubierto de manchas marrones, pero el caso es que logró hacerse con el último gramo de cordura que vendían aquel día en el mercado.

Jirones

Me exprimo con decicación, pero sólo extraigo palabras dichas a destiempo y giros absurdos sobre mi mismo.

Intento recuperar el viejo disfraz de triunfador, pero no doy con él, hay demasiados recuerdos esparcidos por el suelo, hay aún demasiado dolor entre estas cuatro paredes.

Me enroco en la soledad e intento reconocerme, pero los añicos a que quedó reducido el espejo, sólo devuelven una imagen deformada y triste.

De tanto buscarme, he olvidado que lo que de verdad necesito es encontrarte.

Timidez

Sudo, tiemblo, balbuceo algún sonido suelto apenas audible y sigo sudando. Miro al suelo, miro a un infinito imaginado y sigo temblando, sin articular una sola palabra coherente a través de mi garganta. Me miras extrañada, sin saber qué hacer o decir, y te alejas lentamente...

Cadenas

Las cadenas que me unían a sus caderas eran cada vez más visibles. Cualquiera con un poco de perspicacia podía deducir que me estaba convirtiendo en un juguete roto más de su colección.
La perspicacia nunca fue mi fuerte.

Perdido

Me pierdo.
Me busco.
No me encuentro.
Al menos, 
no en los lugares de costumbre 
(entre las sombras, 
en el infierno, 
en cualquier bar, 
escondido entre tus caderas...)

Huída

La agonía fue larga: 
el tiempo pasa más despacio 
cuando se ve cerca la salida del túnel, 
pero no hay manera de encontrar un atajo 
que nos lleve a ella. 

El dolor fue intenso, 
 las pérdidas duelen. 

Pero optó por improvisar
un saludo amable a la angustia
y seguir corriendo.

El sonido del fracaso

El ritmo ajado de una musiquilla antigua suena a lo lejos todas las noches.

Es como una letanía de violines que se derrite con el viento, y llega hecha jirones hasta mi ventana.

Apenas reconozco la melodía.

Sí a su intérprete, ese viejo músico solitario en la cumbre del fracaso.

En la barra del bar

Mordió y masticó, sin darle más vueltas, la fruta prohibida que le ofreció aquella rubia en aquel bar aquella noche oscura de octubre.
Bebió y degustó el zumo caliente un rato después.
Luego regresó,noche tras noche.
Ella no volvió, pero su olor seguía allí, apoyado en la barra del bar.

Pesadilla

Caminé lentamente los últimos pasos que me llevaban al borde del abismo.
Tras varias horas llegué al acantaliado que tantas veces había soñado.
Como cada noche, me lancé al vacío.
Sabía que antes o después me despertaría el hambre, la sed u otra necesidad.

Si es que estaba dormido.

Intimidado

En un arrebato de cordura me atreví a cruzar los límites de tu intimidad, e intimidado por sentir tu cuerpo tan cerca del mío, huí a refugiarme entre la multitud, donde si alguien me roza, es por descuido o por casualidad.

Zapatero remendón

Desde su desvencijado puesto de reparación de calzado improvisado en un viejo portal, presumía de conocer los secretos más íntimos de todos los vecinos del barrio, y no dudaba en airearlos (siempre que se le pagara un chatejo de vino) a hurtadillas, entre botines y betunes.

Cada mañana

Algún día aprenderé la lección, seguro, pero hasta entonces seguiré cayendo hipnotizado cada mañana por esa mirada triste y escurridiza que se cruza con la mía, como por casualidad, en el vagón de metro atestado.

En el café

Sentado en la mesa del café, degusta el paso del tiempo a tragos pausados. Observa. Se empapa en las vidas ajenas que transcurren a su lado. Hasta que nota la sacudida de la inspiración, y lápiz en mano, emborrona servilletas de papel que acaba tirando.

Rapto

La noche está raptando mis sentidos lentamente. 

Primero el tacto, 
viejo compañero.

Luego el gusto,
el bueno y el malo. 

El olfato,
siempre tan atento, 
se ha disipado sin dejar huella. 

He aprendido a vivir sin escuchar. 

Sólo me queda la vista...
hasta que algún desalmado apague la luz.

Petición

Sólo quiero que me raptes, que me rescates de la ruina de esta vida que zozobra entre rutinas, que me escondas en el maletero hasta el final de una carretera sinuosa y,entre la bruma, nos perdamos juntos hasta que en el cielo se dibuje,en un escorzo,un enorme "THE END". Sólo eso.

Amanecer

Los primeros colores del amanecer vinieron a confirmar sus más crudas sospechas. El dolor inexacto de aquella pesadilla había venido para quedarse, para raptar los últimos gramos de cordura que aún atesoraba. Sólo quedaba esperar acurrucado el momento del ataque postrero.

Visita inoportuna

Cuando el destino llamó a su puerta disfrazado de mujer perfumada, exenta de pureza y de culpas, él aún transitaba por los amargos recovecos de un pasado demasiado cercano.

A pesar de la insistencia, hizo como si no oyera el timbre y siguió durmiendo.

Rey

Encerrado en la jaula de oro que me otorgaron a mi llegada, doy vueltas y más vueltas, cumplo con mi actuación diaria ante los niños, lanzo un rugido desganado y les dejo acongojados. No me puedo quejar. Aunque hace tiempo que dejé de ser el Rey, sé que mis subditos aún me adoran.

Llegado el momento

Esperaba con ansia que llegara este momento preciso para utilizar la frase acertada,las palabras esperadas, olvidando los sencillos trucos de escapismo que siempre utilizo cuando queda tan poco espacio entre la espada y la pared.

Tartamudeo levemente, trago saliva, y te miro, callado

Encuentro

El hombre que hablaba con la luna las noches nubladas paseaba su soledad por los pasillos angostos de su nuevo hogar cuando distinguió la silueta inconfundible de la mujer que contaba estrellas los dias de sol. El encuentro fue fugaz e intenso. Sus miradas se cruzaron. Algo es algo.

Nuestro final

Dudo que algún día podamos decir que fue un final feliz.
Tampoco fue triste.
Fue un final, sin más.
Como todos los finales.
Con una pequeña diferencia: este final, el nuestro, no vino precedido de un comienzo ni un desenlace.
Surgió, sin avisar, de las entrañas mismas del nudo.

Despertar repentino

Me despertó de un sueño engañoso un rumor extraño y lejano, nacido en algún sucio suburbio de la conciencia, que me avisaba de tu ausencia en la cama. Mientras te buscaba a ciegas por el cuarto desordenado no pude evitar ver la viva imagen de la soledad reflejada en la ventana.

Pares

El camarero se acercó y dejó sobre mi mesa un papel doblado con algo escrito "de parte de la señorita de esa mesa": "Hotel Baco. habitación 124. 18 horas".
Aunque no suelo fiarme de los arrebatos de pasión, acudí. Me gustan las habitaciones de hotel con número par.

Carrera de fondo

Sé que intentar apisonar las piedras que trufan el camino
puede volverse en mi contra.

Sé que las ganas de limpiarlo de polvo,
las ansias por andar en línea recta,
pueden dar al traste con todo el esfuerzo anterior.

Asumo ese riego.

Queda ya poco para la meta,
sólo el giro final.

Valentía

Intento olvidar los límites del miedo.
Busco valor para obviar la frontera
entre el futuro ambiguo y este presente poco maleable.
Tiendo a aliñar la rutina
con algún sueño improbable,
 y sigo siendo partidario
de asaltar los cielos en busca de certezas a que agarrarme.

El último tren

Sentía lástima por él.
O eso le dijo, al menos, mientras esperaba sentada en el andén el último tren, ése que había querido creer que le iba a ayudar a reencontrar un camino que ultimamente había abandonado para perderse en callejones ficticios.
Se despidieron sin mirarse.

Las reglas del juego

Siempre que me acerco a tu cuerpo,
debo esforzarme en aprender a recorrer tu piel. 

Cada noche cambias tu envoltura
y te disfrazas de primera vez. 

Y, una vez ya enredados en la impostura y en las sábanas,
me invitas a jugar con las cartas marcadas,
para que olvide el miedo a perder.

Golpe

Nunca perdía la perspectiva, centrado hasta la nausea, había hecho de la sensatez su modo de vida. Siempre había seguido la aburrida línea recta. Pero las curvas de Virginia, la nueva vecina, eran muchas curvas como para no perder la trazada.

El sonoro golpe se oyó hasta en su casa.

Descoordinación

Cuando me desvistes lentamente, me dejo hacer aunque me apetezca seguir abrigado.

Si soy yo el que intenta quitarte la ropa, tu piel se cubre de escarcha. 

Una de dos, o nos coordinamos y medimos mejor los tiempos de nuestra relación, o instalamos de una vez la maldita calefacción.

Tiempo

Quiero aferrarme a este instante,
pero las manillas del reloj aceleran su paso
y los segundos se escurren entre mis dedos,
derritiéndose. 

Necesito exprimir este minuto preciso
para seguir respirando tu aliento,
pero he perdido la habilidad de detener el tiempo.

Sílabas

Sus palabras chasquearon un segundo en el aire,como el látigo de un domador, aumentando su devastador efecto.

No tenía previsto que esa simple sucesión de sílabas concatenadas fuera a alcanzar tanto valor en el mercado de daños consentidos en que se había convertido la habitación.

Sube

"Parece que hoy hace más calor ".
Cada vez que oía esa frase maldecía a todos los que no soportan el arrullo del silencio y emborronan el aire con palabras vacías.Mientras,se consolaba pensando que pronto dejaría de ser ascensorista y abrazaría su verdadera vocación: meteorólogo.

Roles

Juntos disfrutaban de un cierto grado de infelicidad tolerable: ella era una pesimista irredenta y él un optimista militante.

Pasaron los años, la rutina dio paso al hastío, el hastío a las dudas, y las dudas a un cambio de papeles: él vació la botella, ella la ve aún medio llena.

Desnudo

Me quito el disfraz ante el espejo y, mientras ultimo los preparativos para emprender un nuevo viaje imprevisible, intento adivinar quien soy.

No tengo muchas esperanzas de lograrlo.

Las últimas veces que me postré desnudo ante un espejo, acabé cortándome con los añicos.

Evitando el tiempo

Caminando entre charcos,
hemos sabido colorear el presente
con gotas de lluvia y palabras mojadas,
saltando sobre nuestros pasados
con la única ayuda de unos pocos abrazos
y algunos deseos cumplidos.

Y, volando a bandazos,
hemos evitado la tentación espesa
de dar de comer al futuro.

Despertar

El metro abarrotado,los codazos, los pisotones, el aliento de desconocidos a escasos centímetros de la cara acaban por sacarme, muy a mi pesar, de un sueño que nació para ser eterno pero que ha sido tan efímero y frio como todos los demás sueños que me he atrevido a soñar.

Rendición

Sabe que nada va a cambiar, quizás esta noche se rinda.
Implora al vacío que llena su pecho buscando responder a preguntas que ya no sabe formular.
Los charcos reflejan su cuerpo retorcido mientras camina al azar.

Mira al cielo y dice adiós a las estrellas con un gesto cansado.

Deseos

Quiero aferrarme a la posibilidad
de transformar el aire en carne,
el humo en pieles unidas por el sudor y las prisas.

Arriesguémonos a dilapidar
lo poco que hemos ganado
en todo este tiempo perdido
y crucemos el vacío tras el espejo empañado
para poder seguir mirándonos a los ojos

De estreno

Zapatos nuevos.
Esa es la sensación.

Habrá que intentar 
que esa sensación dure más allá del primer paso.

Habrá que intentar 
que los pies de plomo no rompan la fina piel.

Habrá que intentar 
que el fango no los manche antes de tiempo.

Zapatos nuevos.

Abrir y cerrar

Cerré, una tras otra, las puertas.
Puse sumo cuidado en no dejar ninguna abierta
Poco a poco,
te encargarás de abrirlas de nuevo,
cuando descubras que necesitas desandar el camino.
Sólo me resta esperar y mantenerme despierto,
no sea que te confunda de nuevo con un sueño.

Dolor

Por más que barro los rincones de la locura, por más que abro y cierro puertas al olvido, por más que intento dejarme abrazar por algún tipo de rutina que me distraiga... sigues ahí, monopolizando mi cabeza,arrastrándome a callejones henchidos de dolor...¡Maldita jaqueca!

Venganza

Arremetí contra la última pesadilla que se atrevió a perturbar la calma chicha de la noche: la vapuleé, la molí a golpes, cayó derrotada entre sollozos.

Llevo tres dias sin dormir, pero con la satisfacción que transmite el deber cumplido.

Caer

Al colocar los papeles del escritorio, salió volando aquella vieja foto. Desde el suelo,sus ojos tristes me golpearon con fiereza renovada. Posé la mirada en el centro de su cara, y permanecí quieto, callado,como hacía antes, como si ella aún pudiera verme.

Y caí rendido.

Contra toda lógica

Ya sé que lo fácil sería que el gris ceniza me cubriera esta noche.

Lo lógico habría sido caer en un abismo de dolor infranqueable.

Seguramente debería pasear mis penas por rincones oscuros.

Pero contra todo pronóstico, hoy he resucitado, hoy me reconozco en el espejo roto.

Protagonista sin historia

El protagonista de esta historia no es un héroe ni un eterno fracasado catador de derrotas.

El protagonista de esta historia no saldrá en el periódico ni protagonizará novelas.

El protagonista de esta historia transita anodino por sus noches, escondido entre líneas y litros de tinta

Espectros

Me acuesto envuelto por arrullos de fantasmas tramposos y anodinos que, sin otra cosa mejor que hacer,anidan junto a mi cama para distraerse del olvido jugando con mi almohada. 

Sé que me necesitan para seguir danzando entre sábanas.

Por eso les dejo hacer mientras llega la mañana

Añoranzas

Echo de menos tu voz,
tus requiebros, 
tus susurros, 
tus tonalidades.
Y también echo de menos tus aromas, 
tus sueños,
tus verdades 
y tus ausencias.

Y tu piel. 
Y tus manos. 
Y tu aliento.

Pero lo que más echo de menos son tus dudas ...
y aquella manera de decirme "te echo de menos".

Caminos

Tropiezo, titubeo, miro a mi alrededor y doy otro paso.
Al poco me detengo.
Arrastro demasiado peso.
Unos cuantos pasos más,y nuevas dudas me asaltan.
Me paro de nuevo. 
¿Elijo el camino recto y despejado o el otro, ése que está asfaltado de rocas y espinas?.
Cierro los ojos y decido.

Interludio

Cuando el viento anució el invierno, aún se estaban reconociendo. Se estudiaron detenidamente, intentando aprenderse, con la calma que dan las certezas. Mientras trazaban el mapa del deseo,retenían el tiempo entre los brazos.Pero los meses son tercos, y pronto llegó otro invierno.

Insomnio

La cabeza me da vueltas.
Los pies se separan del suelo.
Vuelo a zancadas.
Salto hacia el cielo.
El aire se espesa y toma formas insólitas.
El Sol me ciega de repente.
Pierdo la noción del espacio y del tiempo.
Caigo en espiral.
Aterrizo a empellones.
Trastabillo un poco. 

Y me duermo.

Sólo soledad

En este cruce absurdo de destinos 
no hay lugar para perdones 
ni vaivenes de culpa.

Las palabras parecen más huecas que nunca,
las miradas y los gestos no tienen ya significado, 
somos dos cuerpos vacíos, 
estáticos, 
inertes, 
henchidos de desamparo.

Y entre nosotros, 
sólo soledad.

Terco

El hombre sin sombra no supo aceptar la sombra que le ofrecieron desinteresadamente, prefirió seguir paseando su monótona retahíla de dolores por los callejones de siempre.

Una vez más, huyó cuando menos debía, una vez más se condenó a sí mismo a continuar caminando a empellones.

Onírico

Un sueño aprovechó una pequeña grieta abierta en la realidad,y asomó con su etéreo contoneo entre los pliegues de la rutina.

Se disfrazó tan bien de carne palpable que, cuando se derritió de repente, dejó un hueco tangible, hecho a su medida, como si hubiese existido realmente.

El final del bosque

Ha resistido los envites del tiempo. Ha sobrevivido a tempestades de agua y fuego, ha vencido en cien batallas devastadoras y se ha mantenido con pose desafiante, acariciando el cielo sin separarse ni un milímetro del suelo.

Hoy, en pocos segundos, una excavadora le ha extirpado de la tierra sin esfuerzo aparente y tras depositarle junto a otros que han corrido su misma suerte a un lado del camino, ha huído, rugiendo insolente, hacia el final del bosque.

Conducción temeraria

Estoy en plena curva cerrada.

Freno para seguir acelerando,
pero quizás ya es demasiado tarde.

Como no he respetado los avisos 
que había junto a la angosta calzada,
me pierdo en un fondo de saco absurdo y desierto.

Busco, pero no encuentro,
los reflejos necesarios para cambiar de rumbo.

Volver

Regresó del exilio autoimpuesto con hambre de recuerdos atrasada.

No tardó en recuperar memorias y lugares comunes, recopilando pedacitos de pasados mejores, reconstruyendo su vida a trompicones.

Le costó, pero tras manosear con paciencia las piezas del terco rompecabezas, logró emparentar con el presente a través de atajos deshilachados, a través de senderos polvorientos que el tiempo había dejado casi inservibles.

En la estación

Hoy, de vuelta en la estación, me dejo abordar por añoranzas, cultivo recuerdos, me adentro en la melancolía y me pudro por dentro.

Maldigo con todas mis fuerzas aquel día que, no sé si por vergüenza o por simple pereza, no me atreví a cruzar el zaguán de tus ojos tristes, y me quedé sentado esperando a que pasara de nuevo el tren de la derrota.

Y me explotan en las sienes los pasos perdidos y todos los momentos que no compartimos, destilados en la salmodia anárquica de la memoria encendida.

Old jazz

Como cada noche, el antiguo club rezuma soledad, humo y vidas a ras de suelo.

A la hora convenida, Mort sube al escenario y casi extirpa de su garganta esa voz ajada y dolorosa, esa voz casi iconcebible, esa voz capaz de diluir la angustia más anquilosada.

Como cada noche, un viejo fracasado borra el fracaso de los rostros de los que tiene enfrente.

Al acabar su actuación, huyendo de aplausos y vítores, se diluye en su copa, con la mirada perdida en algún punto muy alejado del horizonte.

Volverá la calma

Amaina el temporal.
Lo presiento.
Pronto podré seguir con mi peregrinaje hacia ningún lugar.

Mientras tanto, me deleito con sus últimas embestidas, admiro las sombras de las ramas azotadas por la cola del viento, me dejo golpear por la lluvia mortecina, juego a adivinar cual será el último trueno.

Noctámbulo

A menudo me cubre la niebla y ni siquiera intuyo la frontera de mi propia piel.

Aunque lo lógico en esos momentos, sería extremar las precauciones, sigo mi instinto y, palpando el vacío, me adentro en la noche para buscar las palabras que me ayuden a rasgar el silencio.

Cálculo complejo

A medida que avanzaba el desierto entre sus almohadas, se fueron despejando las ecuaciones infinitas que un día les unieron en un azar imposible.
A medida que la espiral de frío y distancia les arrastraba al cero absoluto, fue creciendo la evidencia empírica de que, por más operaciones que se hagan, por más sumatorios que se manejen, no se puede resucitar lo que ni siquiera se sabe si ha nacido.

Cinema

Una serie de escenas ficticias desembocó en un enfoque tramposo, una concatenación arrítmica de planos y contraplanos dudosos y una engañosa vista general.

Tras un "The End" transparente y enorme, un rotundo fundido a gris.

Los títulos de crédito, construídos con eufemismos y mentiras piadosas, terminaron por cubrir los huecos que no habíamos sabido o no habíamos podido llenar.

Colorín colorado

El sapo croaba y croaba sin descanso, en la soledad de su charca.

Sólo calló cuando oyó aquellos lejanos pasos retumbando en la noche húmeda.

Ella caminaba insegura entre rocas y espinos, sin pausa, con prisa, buscando el sendero.

Pasó de largo, pero el sapo, fiel a los tópicos, se aferró a la estela de su sombra esquiva.

Y, en silencio, esperó a que, por error o por simple amor al riesgo, ella le diera el beso.

Solución de continuidad

Habían logrado aunar fuerzas y salvarse del dolor.

Con la cantidad justa de paciencia, la ayuda del tópico ardor de las reconciliaciones y más pena que gloria, lograron encauzar la situación.

Para evitar volver a mentirse, buscaron una mentira a la medida de los dos.

Lunes

Hoy que la realidad se empeña en lanzarme una larga andanada de golpes bajos, hoy que las fuerzas me empiezan a fallar, hoy que por más que busco no encuentro un claro entre nubes y nieblas añejas, hoy que rumio derrotas y destierros, torturas y desvelos...hoy y sólo hoy me amarro con fiereza a un nuevo sueño, más que nada para seguir despierto.

Foto

Abro el álbum por una hoja al azar y aparece aquella vieja foto que nos hicimos en el zoo una tarde de otoño. Tu sonrisa parece sincera. La mia no. Detrás de nosotros, el hipopótamo abre su gran boca en un gesto que parece (es, ahora lo veo claramente) una sonora carcajada.

Sensatez

He avanzado paso a paso.
He transitado los lugares comunes que creía más acertados en cada momento.
He saltado sobre charcos de delirio y trampas de grandeza.
He sobrevivido al vacío, he escapado de la nada.
Me he intentado mantener firmemente atado al suelo, a pesar de la fuerza que me arrastraba a volar hacia un paraiso ficticio.
He dominado al deseo, no me he dejado dominar por los sueños.

Pero, a pesar del esfuerzo, las últimas vueltas del trayecto han podido conmigo.

Y he caído.

Purificación

Lo que había sido su mundo dio paso a un cúmulo de humo y cenizas en pocos minutos.
Mientras ardía, tragado por su propia obra summa, no pudo reprimir una carcajada de satisfacción.

Por fin había creado un infierno a su medida.

Por fin había sido capaz de derrotr a un rival a su altura: él mismo.

Travesía

Desde el final de la barra, se dedica a ver el tiempo pasar mientras despliega su batería de caras huecas y gestos vacíos.
Bucea en las brumas del alcohol y el humo del tabaco y, con una sonrisa muerta en el rostro, se recrea en los pasos perdidos y en los nudos deshechos de la memoria.

Desde el final de la barra, intenta salir ileso mientras nada entre las derrotas.

Entrega

Mientras recorro a trompicones el camino de vuelta a la serenidad, me enredo de nuevo en el aroma que desprende el deseo, en el sabor salado y dulce del mar revuelto entre sábanas que me ofreciste anoche con tanta ansia como generosidad.

Ahora sé que la calma no proviene de las tempestades.

Ahora sé que necesito tu aliento para recuperar el mio.

Resumen

Una sonrisa disimulada.
Un par de miradas robadas.
Un saludo a medio construir.
Palabras entrecortadas.
Deseo sin maquillaje posible.
Un encuentro en un rincón escondido.
La primera certeza.
Alguna duda.
Dos o tres secretos.
Los primeros besos tímidos.
Los siguientes, más atrevidos.
Mil caricias lanzadas contra el viento.
Más secretos, algunos compartidos, otros no.

Y esa intuición compartida 
que les dice al oído 
que van a tener que emprender una cruel pelea 
contra las circunstancias y el olvido.

Revelación

Hoy he descubierto que voy a ser absorbido por un pequeño paraíso disimulado entre los pliegues oblicuos de la realidad.

Tras vagar a ciegas todo este tiempo, por fin he dado con aquella verdad que no había sabido encontrar entre las sombras y el dolor acumulado.

Mientras reuno valor para empezar a volar, dedico el poco tiempo de que dispongo a deshacer algún nudo intrincado, a pagar alguna deuda acumulada con el pasado y a fingir un cierto grado de serenidad.

Una mirada

Una sola palabra es capaz de derrumbar un sueño creado con mimo.

Un silencio puede destapar heridas que el tiempo había tapado.

Un gesto puede cerrar mil caminos.

Y una mirada, una simple mirada puede hacer que rocemos el cielo o ardamos en un infierno construido a nuestra medida.

El dolor

El dolor se fue extendiendo 
desde las entrañas hasta las extremidades.

Era un dolor seco, 
devastador, 
un dolor que arrasaba todo lo que rozaba, 
mientras cabalgaba a ritmo frenético y desorganizado.

No tenía forma definida, 
pero era preciso y pegajoso.

Era un dolor claro y puro en su crueldad, 
un dolor sin maquillajes ni máscaras.

Era un dolor hambriento.

Era un dolor que quemaba.

Era un dolor absurdo. 
Tan absurdo como tu ausencia. 
Tan absurdo como aquella despedida sin adiós.

Pedantería

Siempre ha intentado esconder su ineptitud con un halo de grandilocuencia y una retahíla interminable de palabras exquisitas entrecruzadas.

Buscando disimular su vacuidad expele frases estrambóticas y huecas recubiertas de una fina capa de marfil figurado.

Al principio, hasta hubo quién cayó en sus trampas.

Llegó a tener hasta un pequeño séquito de seguidores.

Ahora ya no le escucha nadie.

El imán de la derrota

Mis pesquisas me llevaron hasta ese antro desangelado.

El olor espeso a derrota casi me echa para atrás.

Un racimo de perdedores naufragaban entre el humo, el alcohol y las curvas de la camarera.

Allí tampoco estaba la respuesta que buscaba, esa noche tampoco iba a dar por zanjada la investigación, pero no pude evitar sentarme y pedir el primer whisky doble.

El pasado

La fuente en el centro de la plaza. Los bancos de madera desvencijados. El suelo empedrado. Las casas de tejados derrrotados. El atardecer granate y cadencioso.

Parece que todo sigue en su sitio, como si me hubiera estado esperando todo este tiempo.

Sólo faltan a la cita con mis recuerdos los viejos compañeros de juego, las ilusiones infantiles y todos aquellos sueños.

Rutina

Despierta. 
Mira. 
Camina. 
Vuelve a mirar.
No ve nada. 
Sigue caminando. 
Titubea. 
Mira atrás. 
Nada.
Un paso. 
Nada.
Cierra los ojos. 
Los abre. 
A la derecha. 
Nada.
A la izquierda. 
Nada. 
Un par de pasos más. 
Un sonido familiar. 
Falsa alarma. 
Nada. 
Sigue buscando. 
Se para. 
Se detiene y examina lo que parece un rastro. 
Nada. 
Desiste.

Antes de dormir, tacha otro día en el calendario. 
Mañana, quizás otro.

Misión cumplida

Perdido como estoy, tengo la sensación de haber dado vueltas y más vueltas a la misma manzana desde hace horas. Sigo arrastrándome un rato más en busca del camino que me indicaron los que llegaron primero. Estoy a punto de rendirme, pero al fin encuentro el agujero que ha de llevarme a saborear el dulzor de su ternura perfecta.

La ducha

El agua recorría su cuerpo descubriendo caminos imprevistos e irregulares por su piel.

La cortina de la ducha no estaba totalmente echada por lo que pude deleitarme un largo rato antes de acercarme a hurtadillas.

Lo que no entiendo es por qué lanzó ese espeluznante grito cuando me vio, ni porqué comenzó a sonar esa extraña música de violines chirriantes en el mismo momento en que alcé el brazo.

Yo no soy como mi madre. ¿O sí?

Punto

Cerró el portátil tras haber pasado gran parte de la noche intentando encontrar la conclusión perfecta, la frase precisa, el desenlace redondo para su último relato.

Por más que buscó, no fue capaz de encontrarlo, por lo que se había limitado a teclear un perfecto, preciso y redondo punto y final.

Explicación

Puede que la causa de aquéllo fuese un cúmulo de casualidades, o que, en un último esfuerzo por mantener un equilibrio figurado, buscase escudarse en las casualidades para no tener que embarcarse en una inocua búsqueda de causas y porqués, o puede, simplemente, que causara todo conscientemente con la esperanza de poder, en un momento dado, culpar a la casualidad.

La verdad es que al final dio igual: no hubo consecuencias.

Premonición

Hoy presiento un sueño acariciándome la espalda.

Hoy me atrevo a cruzar 
los límites del miedo más ancestral 
y me siento capaz de cabalgar durante horas entre sombras y niebla.

Hoy ha venido a visitarme el destino vestido con sus mejores galas.

Ya habrá tiempo de despertar mañana...

Diez pasos

Asomando entre una oscura amalgama de brumas y deseos quizás ficticios, surqué los escasos diez metros que me separaban de un abrazo eterno o de otro revés de la vida, marcando los pasos, contando casi los latidos acelerados.

Antes de llegar a su altura intenté infructuosamente que mis ojos se cruzaran con los suyos, en busca de una señal mínima que me indicara si debía detenerme a su lado y probar suerte o seguir caminando.

La señal no llegó, pero el azar decidió que debíamos seguir jugando.

Arrebato

Nunca destacó entre la multitud, vivía parapetado en un anonimato que se amoldaba a su rutina, siempre se movió bien entre tonos grises.

Hasta que un día, harto de remar a favor de corriente, dio un golpe en la mesa y le hizo un corte de mangas a la mediocridad.

Le llamaron loco y le arrastraron por el lodo.

Nadie le tendió la mano para ayudarle a salir de los charcos.

Con la cabeza agachada y el orgullo entre los dientes, regresó a la línea recta, pero no le resultó nada fácil volver a caminar

Climatología

El cenicero lleno.
La cafetera vacía.
La soledad enquistada en la frente.
El pecho ahuecado por tantos dolores añejos.
Las lágrimas convertidas en estériles compañeras de juego.
La noche sigue alargando sus brazos cansados.
El cielo rojo oscuro se adivina entre las cortinas.
Nubes inmensas danzan al son que marca la Luna.

Amenaza de tormenta.

Game Over

Hastiado por el tiempo perdido en inútiles devaneos, me postro ante tu templo oculto y te propongo un nuevo reto, una nueva vuelta de tuerca a las reglas marcadas, aún a riesgo de que aceptes jugar.
 
De repente, el silencio más ensordecedor se hace dueño del espacio que nos separa.
 
No me respondes, me escuchas de soslayo, te escabulles,...te evaporas en la penumbra.
 
Contaba con ello.

Forma parte del juego.

Negro (sobre blanco)

El erudito novelista de éxito había perdido el hambre de letras y sabía a ciencia cierta que no la iba a recuperar.
 
El estudiante de último curso de Filología sentía un ansia desmesurada por derramar tinta y llenar papeles con metáforas encadenadas y palabras reinventadas.
 
El destino, un par de cafés y un cheque con no demasiados ceros hicieron el resto.

El resultado, próximamente en sus librerías.

Las caderas de Marilyn

Marilyn corretea por la estación, dando pequeños brincos entre chorros de humo, mientras Curtis y Lemmon, disfrazados de mujer, admiran embelesados el contoneo hipnótico de sus caderas.

"Debe tener un motorcito", comentan entre ellos.

Apago la tele, me miro al espejo, y, con aire entre resignado y autocomplaciente me digo: "Nadie es perfecto"

SMS

Mira a su alrededor, y, aunque intenta disimular, un aire de derrota va nublando sus ojos.

Lleva ya más de una hora esperando junto a la puerta del café de siempre.
 
Los minutos pesan cada vez más, los segundos van aporreando su paciencia con cadencia implacable, pero resiste, aunque tiembla de frío e incertidumbre.
 
Cuando está a punto de desistir, suena el móvil.
 
Es un mensaje, nada más que seis palabras: "Perdona, me he olvidado de ti".

Susurros

En la soledad de esta noche eterna, 
mato el rato hablándole al oído a tu sombra.
 
Le expongo mis anhelos, 
mis dudas, 
mis quebraderos de cabeza.
 
No espero una respuesta concreta.
 
Espero sólo que me escuche, 
que asienta ante mis desvaríos,
que no me evite.
 
Pero las sombras son esquivas, 
más aún cuando no tienen dueño

Expulsión

Aquel día de invierno empezó el largo destierro.

Impusiste tu ley mundana y me expulsaste con un gesto de nuestro rincón escondido.

Tu explicación: no fui capaz de poner los pies en el suelo.
 
Mi verdad: no supe resistirme a la tentación de intentar arrastrarte conmigo a emprender cada día un nuevo vuelo.

Chinescas

Mientras doy vueltas al último círculo vicioso que creamos anoche, asisto al espectáculo que las sombras han preparado para mi en la pared a medio iluminar.

Intento descifrar sus mensajes ocultos, sé que hay una oscura intención en cada leve movimiento, en cada forma caprichosa que toman.
 
Aunque a tu lado aprendí a descifrar los códigos secretos de su danza infinita, hoy no acabo de darles significado.
 
Qué le vamos a hacer.

Cuando la pasión se estanca, hasta la imaginación se espesa.

Aquella canción

Enciendes la radio.

Los ecos de voces extrañas retumban en el cuarto.

Es un zumbido informe y monótono que no engaña al silencio.

No ves nada.

Otra vez esa maldita niebla húmeda lo cubre todo.

Te tumbas y en el mismo instante en que te vence el sueño, suenan las primeras notas de aquella canción.

Invocado por la melodía, surjo de la nada y me acurruco a tu lado.

Sólo soy un recuerdo, una leve sombra del pasado... pero, esta noche, algo me dice que voy a ser un poco menos etéreo que de costumbre.

Circus

El domador logra su objetivo tras media hora de denodado esfuerzo.

Fuera de sí, ha usado el látigo con saña, hasta que el león, exhausto, ha saltado al fin a través del aro llameante.

Adormecido por el éxito y los aplausos desganados del escaso público, no acierta a interpretar la mirada de soslayo que precede al primer mordisco.

Agujero negro

Esta noche me adentro en un nuevo abismo.

El que nace entre tus dudas y mis secretos.
 
Escabullirse de las sombras no siempre es fácil,
pero lejos de dejarme arrastrar
por el vacío que se forma bajo mis pies,
intento dar forma al deseo,
trato de maquillar el vértigo con algún sueño imperfecto.

Y te abrazo para no ser tragado por el silencio.

Apariencias

El ultimo cliente que cruzó la puerta del despacho me encargó que investigara a una rubia platino de largas piernas, mirada lánguida y caderas sinuosas.

No tardé demasiado en descubrir que la rubia platino de largas piernas, mirada lánguida y caderas sinuosas sufría alopecia, era bizca, tenía protesis en ambas caderas y usaba alzas.

Este oficio no es lo que era, y al fin y al cabo, yo tampoco me llamo Marlowe.

Compatibilidad

El hombre sin sombra acudió a la cita apurado, con algo de retraso.
La mujer que no se reflejaba en los espejos le esperaba en la mesa del fondo tomando café.
Se miraron a los ojos, y sin cruzar palabra, se reconocieron al instante.
En silencio, decidieron dar una oportunidad al destino.

Han pasado muchos años, pero, de vez en cuando aún se les ve, paseando de la mano por las calles más oscuras, evitando los escaparates.

Puntos de vista

Aunque sigo atado a esta soledad 
como un náufrago a su balsa deshecha, 
aunque navego en un mar de recuerdos
mal avenidos con este presente,
aunque las olas se funden unas con otras 
en remolinos imposibles 
y ya no sostienen ni el peso de mi sombra, 
aunque cada cambio de marea me duele más que el anterior...
los que dicen conocerme 
siguen pensando que soy demasiado optimista.

16 de diciembre de 2010

Cruce de caminos

Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que me susurraste que me necesitabas.

Desde entonces, nuestros senderos han avanzado por separado, en busca de algún horizonte perdido.
Aunque sé que no ha llegado aún el momento en que tus pasos se crucen con los mios, hoy he creído vislumbrar tu figura escondida entre jirones de niebla .
Parece que sigues disfrazada de sombras y dudas.
Yo sigo desnudo.

Atracción

Desafiando a la lluvia y al viento con su desnudez, abre los brazos como si fuera capaz de abarcar al temporal, y, desde el borde del acantilado, lanza una soflama de gritos desordenados y extraños al tiempo que sus ojos se quedan en blanco. Comienza a danzar y entra en éxtasis, mientras entona una antigua canción deshilachada.

La tormenta no amaina, pero los turistas, siempre tan generosos, llenan de monedas su morral.

Música, maestro

En mitad de uno de esos silencios que tanto frecuentamos ultimamente, empiezas a canturrear y a silbar.

Inconscientemente vas acompasando poco a poco tus movimientos con el ritmo que nace de tu boca.

Instantes después, saltas alborozada sobre la mesa, e interpretas una danza perfectamente coreografiada, mientras una orquesta invisible reproduce la melodía que esbozabas.

Te miro atónito y , tras el estupor inicial, caigo en la cuenta de que vivimos dentro de un musical.

Intento seguirte, intento no desentonar... pero se nota demasiado que aún no he aprendido a bailar.

Hielo/Fuego

Hay noches en que tu piel se derrite.
Otras noches la escarcha extiende su frío manto sobre la cama.

Hay noches en que cruzo orgulloso los límites de la locura más ciega.
Otras, camino de puntillas por la frontera.

Hay noches en que me adentro en tu cuerpo 
poseído por un espasmo tan lúbrico como arrogante.
Otras, me asomo tímidamente a la puerta.

Aullidos

Las sombras me acechan constantemente.
Pero cada vez que la luna se llena las noto más cercanas, percibo casi su aliento.
Cada plenilunio pienso que será el último, que no voy a sobrevivir a otra noche de caza.
Debo buscar ayuda, aunque sé que va a ser difícil encontrar a alguien que confíe en mi.
La licantropía nunca ha estado bien vista.

Radiografía de un dia

Cada mañana abandono el recoveco que hay entre tus brazos y me adentro en la realidad hambrienta, que sigue empeñada en sembrar de cadáveres las aceras.
Mientras lucho con la feroz rutina, crece el ansia por volver a sentir el calor de tus dedos sobre mis sienes, tus manos aferrándose a mi pelo, tu cuerpo copiando la forma de mi cuerpo en una danza armónica y precisa.

Hasta que acaba el día navego entre el deseo punzante y casi doloroso de adentrarme de nuevo en la espesura de tu cuarto.

Beso

Cálido pero sombrío.
Decidido pero tembloroso.
Voraz pero tímido.
Devastador y lóbrego, 
pero iluminado e inmensamente vivo.

Tu último beso fue un libro abierto, 
un compendio de verdades como puños.

Ahora, al menos, sé como me siento.
Espero no olvidar esta lección con el paso del tiempo.

Dudas

Llegué a la vieja estación antes que el Sol, y, como en un presagio, el tren barruntó una duda antes de seguir su trayecto envuelto en un tintineo infinito de herrajes y traqueteos.

Recorrí el andén drogado por las prisas y el deseo de tenerte cerca.
Cuando al fin te vi,asomando entre la espesa neblina del pasado, dudé un segundo,tras el cual comprendí todas las certezas que había intentado ocultar durante el largo viaje.

Agaché la cabeza y seguí caminando.

Escritorio vacío

Los dedos se deslizan por el teclado a un ritmo monocorde y cansino.

Parece que las palabras se empeñan en permanecer escondidas en su húmedo rincón un día más.

El brillo que normalmente me deslumbra no aparece, por más que busco y rebusco.

Se acaba el espacio y no soy capaz de encadenar dos frases mínimamente coherentes.

Doy palos de ciego y me mareo de tanto girar en torno a mi mismo.

El tiempo pasa, pesa, se diluye... Empiezo a intuir que tampoco hoy voy a poder escribirte.

Llenando vacíos

Cada noche dibujo tu imagen difusa en mi retina 
y aferrado a ella,
recorro senderos imaginarios labrados a fuego sobre tu piel. 

Abrazado al aire y a las sábanas, 
casi creo percibir el ardor de tu carne recién encendida, 
tus ojos perdidos mirando a la nada, 
tu aliento entrecortado a escasos milímetros de mi cara.

Disimulo tu ausencia mientras mi cuerpo se queda vacío.

Cordura

Ahora, que ya hace meses que no dedica sus noches a aullar a la luz de la Luna.
Ahora, que ha dejado de mantener conversaciones encubiertas con las sombras.
Ahora, que no persigue a los transeuntes, emboscado en las esquinas.
Ahora, que demuestra cierta compostura, que mantiene cierto equilibrio rutinario.
Ahora se está volviendo loco.

Cuando acaba el dia

Recorre el camino de vuelta a casa despacio, deleitándose en cada paso, demorándose con las sombras, deteniéndose a charlar con los espectros que deambulan por las esquinas, saludando a la Luna, intentando alejar el momento en que irremediablemente ha de cruzar la puerta.

Su hogar, que, no hace mucho era un oasis, fue devorado una noche por la arena y el viento.

Ignis

Los golpes en la puerta comenzaron a sonar mientras ellos navegaban por las aguas sordas del deseo.

No hicieron caso.

Los golpes fueron ganando en intensidad, y alguien empezó a gritar en la calle, en el justo momento en que ellos culminaban la primitiva danza del fuego.

El sudor derramado no bastó para aplacar las llamas, que, viniendo desde el pasillo, les cercaron en un instante.

Ardieron.

Abrazados.

Viceversa

Érase que se era un cuento al revés.
Empezaron comiendo perdices y siendo muy felices en un país muy cercano, hace poco tiempo.

Ella acabó croando a la luz de la luna.
Él fue derrocado de su trono azul.

Subir y bajar

Fue el mejor en lo suyo.
Al menos eso le decían constantemente los que presumían de entender y los amigos que en aquella época aparecían hasta bajo los adoquines.

Pero el éxito se marchita rápido.
Eso no se lo advirtieron ni los que presumían de ser sus amigos (que no tardaron en esfumarse), ni los que decían saber de todo.

Alas

Vuelan los zapatos, mi camisa, tu falda.
Vuelan mis ojos sobre tu cuerpo semidesnudo.
Vuelan mis dedos temblorosos mientras recorren el entramado de curvas que, partiendo desde tu boca, desciende en caída libre hacia el éxtasis.

Vuelo y vuelas conmigo hasta que el sol golpea la ventana y nos avisa de que ya disponemos de pista de aterrizaje.

Sueños de cristal

No sé si ha sido buena idea cruzar al otro lado del espejo.
La imagen que se veía en él era simplemente lo que el vaho quería que se viera de mi mismo.
No soy más que una idea aproximada, un reflejo desvaído.
Pero ahora ya es demasiado tarde para pararse a explicarlo.
Ya no hay marcha atrás.

Espera

La sala gris devora el tiempo y lo devuelve espeso, pesaroso, tanto que le cuesta trabajo doblar las esquinas del reloj.

Miro a uno y otro lado, aturdido por la larga espera y veo miradas inertes, sillas vacías, sombras dispersas silenciosamente atadas a la esperanza y a la puerta azul del fondo del pasillo.

Bar Oasis

Aquel bar escondido al final del callejón se había convertido en su oasis secreto.

El desconsuelo cotidiano parecía menos arenoso y más llevadero desde que había adoptado la tradición de apurar un par de cervezas al abrigo del vaivén de las caderas de la única camarera capaz de desafiar al desierto.

Triste verdad

El sofá como testigo mudo de otra disputa.
Las paredes como frontera invisible entre los golpes y el vecindario.
El balcón como escapatoria última cuando el suelo empieza a temblar azuzado por los puños y los insultos.
Llegan las ambulancias, la policía, las cámaras y los micrófonos.
Los vecinos dan su versión: "Era una pareja normal.Nunca escuchamos nada. Él es muy amable y atento".

Su cuerpo deshecho en la acera explica otra verdad, mientras él miente oculto tras un muro de lágrimas vacías.

Atado

Atado al teléfono, 
mirando al vacío,
suplicando en silencio 
que el tiempo se encoja 
y que llegue pronto el segundo preciso 
en que por fin su voz me hable al oído.

Atado al vacío,
mirando al teléfono,
hablándole al oído al tiempo 
para que se apiade de mi 
y adelante el final de este suplicio.

Atado al tiempo...

Vértigo

Me repito en silencio que el vértigo es sólo vértigo.
Y nada más.

Que da igual la altura de la posible caída.

Que no importa la espesura al otro lado del puente,
ni lo estrecho que éste sea.

Antes o después lograré cruzarlo.
Sólo espero que cuando llegue al otro extremo 
no sea demasiado tarde, 
que no te hayas hartado de esperar 
a que acabara de devanar el miedo.

Fin de fiesta

Las esferas luminosas daban vueltas y vueltas.
La acera se cimbreaba, mientras para no llamar mucho la atención, ponía todo mi empeño en dar algún paso más o menos coherente.
Todo lo que me rodeaba fue poco a poco tragado por una sombra inquieta y hambrienta.
Juré a gritos que no volvería jamás a apagar mi sed con besos de garrafón.

Y no recuerdo más.

Albedrío

Él era un hombre vulgar, de esos que pasan desapercibidos hasta en el desierto.
Ella era una princesa encantada, una dama de cuento gastado.
El destino ya había decido que no se cruzarían sus caminos.
Por eso, cuando se despertaron con el pelo revuelto, disimularon y fingieron no conocerse.

Papel oxidado

La cajita metálica llevaba años olvidada en la estantería del trastero, escondida entre libros viejos y capas de polvo. 
La encontró por casualidad, en el fragor de la mudanza, y la reconoció al instante. 
La tentación venció al pudor y la abrió. 
Dentro, perfectamente ordenadas, viejas y amarillentas cartas de amor, restos de olvidados naufragios.

Cartógrafo

Durante los últimos meses se había dedicado a dibujar un mapa exacto de todos los pliegues de su piel.

Conocía atajos, senderos, lunares y poros como si fueran suyos.

Había aprendido a distinguir los confines de ese espacio limitado, sus rincones más claros y casi todos los oscuros.

Sonó el portazo y se abrazó con fuerza al fruto de su trabajo: la cartografía completa de un recuerdo.

Consuelo

Las últimas palabras que pronunció desde el umbral se quedaron resonando por el salón, rítmicas, acompasadas...demoledoramente musicales.

Las cogí al vuelo, las hice mías, y así siempre llevo cerca un pedacito suyo para, en las largas noches de invierno, engañar un poco al olvido.

Regreso

Han cambiado la decoración del salón, los muebles del dormitorio y hasta el suelo (las viejas baldosas de mil colores han sido sustituídas por una imocua tarima marrón).
Ni siquiera las vistas desde el mirador son las mismas.
Casi nada es igual a como lo recuerdo, pero es ésta, sin duda: la casa en que viví y morí.
Y ahora es mía de nuevo, opinen lo que opinen los nuevos inquilinos.

Visita

Me asomé al balcón de tu rutina y me gustó lo que vi.

Abriste una a una más puertas, y no me resistí a seguir curioseando.

Cuando llegó el tiempo de las caricias y el sudor, ya había entrado hasta el fondo del pasillo, donde casi no queda luz, y una vez allí, olvidé el camino de vuelta.

Me quedé.

Perdido

He navegado tantas veces sin rumbo
entre tus caderas y tu vientre
he vagado tantas noches entre tu pelo enredado
he sentido tan a menudo
cómo se diluían el espacio y el tiempo
mientras temblaba tu cuerpo entre mis dedos...
que no logro acostumbrarme a que seas un simple sueño.

Vistas

Desde mi ventana no se ve la calle.
Ni el mar.
Ni el campo.
Ni siquiera el cielo.

Desde mi ventana sólo se adivinan un patio gris casi siempre vacío y un muro triste y desconchado. Por eso hace mucho que dejé de asomarme entre los barrotes. Prefiero dedicar todo mi tiempo a degustar los segundos que aporrean sin parar el viejo reloj oxidado que cuelga de la pared.

Aves de paso

La bandada nos sobrevoló con su alboroto de graznidos y plumas perdidas.

Miraste hacia arriba con gesto sereno y tus pies, siempre tan inquietos, se despegaron del suelo.

Con un último esfuerzo intenté retenerte a mi lado, pero ya habías decidido volver a volar.

Y volaste.

Prisas

Bajaba las escaleras apresuradamente cuando recordó que no había cerrado la puerta. Mientras buscaba las llaves dudó si había apagado la luz del pasillo. Entró de nuevo en el piso y cayó en la cuenta de que no había cortado el gas. Lo cortó y vino a su mente la cama deshecha. Se dirigió al dormitorio y comprobó alborozado que la que dormía aún entre las sábanas revueltas seguía sin ser su mujer.

Relativo

Hay días que pesan como siglos.
Hay segundos que traspasan la frontera del reloj
y se empatanan entre el ir y venir de la rutina
haciendo eco con su soniquete monocorde.
Hay horas que uno preferiría no haber tenido que transitar,
hay minutos en que habría sido mejor seguir abrazando al silencio.

Ventanas cruzadas

Te observaba desde mi ventana, agazapado entre el sudor y las cortinas.
Era una noche de calor pegajoso y luna escondida.
Nuestros ojos se cruzaron un instante, y, a pesar de mis torpes disimulos, descubriste que aquélla no era la primera vez que te miraba.

Tempus

Hay noches que acaban justo antes de empezar, 
y pasan rápidamente a engrosar la lista de tiempos perdidos. 

En cambio, hay otra noches 
en que me deleito con el paso de los segundos sobre tu piel, 
me detengo en el descorche de tus poros 
cuando poso mi mano temblorosa sobre tu espalda desnuda
y saboreo el momento preciso 
en que la primera gota de sudor 
surca tu vientre.

Paisaje tras la última tormenta

La cama se había convertido hace tiempo en un terreno dolorosamente baldío.
El dormitorio era ya territorio vedado al deseo.
El piso era un páramo en el que vagaban dos cuerpos inanes empeñados en esquivar recuerdos y palabras, encuentros y secretos, miradas y gestos vacíos.

Calma

Desde su posición sólo podía ver una hilera infinita y desordenada de cadáveres despedazados nadando entre restos de vísceras y sangre. El silencio silbaba una melodía cansina. La última andanada de obuses habia cumplido su macabra misión con saña, no cabía duda. Se quitó el casco, salió de la trinchera, se sentó sobre una piedra y encendió un cigarrillo, coqueteando con la esperanza de que sonara pronto el despertador.

De ida y vuelta

Reanudé mi camino una fría noche de invierno.
Dejé atrás un par de miradas, mil desencuentros, algún gesto adusto y dos o tres recuerdos podridos por el tiempo.
Deambulé por callejones humedecidos por la niebla, recuperé la antigua amistad que me unía a las estrellas y dormí al raso.
Al día siguiente volví, pero ya no estabas.
Tú también te habías ido.

Noche

Desgranabas secretos
bailando al ritmo casi estático
que marcaban las estrellas
a través de la ventana.
Me embelesé en tus labios,
dolorosamente cercanos a mi piel sedienta,
mientras me mostrabas tu lado oculto,
tus rincones oscuros,
tus pliegues recónditos.
Y la noche se hizo eterna.

Precavido

Se había visto obligado a construir una prisión inexpugnable a la medida de sus miedos. Pasaba dias enteros encerrado en sí mismo,vigilando que no resucitara el monstruo devorador de vidas ajenas que llevaba dentro.Había fallado ya demasiadas veces,y otro error sería definitivo.

Búsqueda

Por más que te busco no te encuentro.
Quizás te has escondido en algun rincón demasiado oscuro, o quizas simplemente,el azar no nos ha citado en el lugar oportuno, en el momento preciso, pero por más que te busco no te encuentro.