Se abrazaron, como tantas otras veces.
Pero, en esta ocasión no se paró el tiempo,
No se oyeron músicas reveladoras.
No se abrió la tierra bajo sus pies.
El cielo no envió las señales inequívocas de siempre.
Había llegado el momento, estaba claro, de olvidar los tópicos y cambiar la perspectiva.