29 de enero de 2015

Estaciones de paso

Entre tu invierno ficticio y mi invierno inventado, surge, como último clavo ardiendo a qué aferrarse, un verano otoñal e impostor.

Y, entre vientos y oleajes desubicados, entre tormentas y noches de aliento extrañamente cálido, acatamos los designios del deseo y nos fundimos, sin prisa, con el tiempo.

Al menos, hasta que llegue el verdadero invierno.

Memoria futura

Pasará el tiempo.

Y las certezas de hoy se vestirán de dudas.

Y los miedos de hoy se disolverán en los vaivenes incesantes de la memoria.

El peso de los meses hará su trabajo y tus días y mis días presentes, y tus noches y mis noches pasadas se mezclarán y serán practicamente irreconocibles, bien recubiertos por la pátina opaca del olvido.

Pero si me empeño, tal vez sea capaz de secuestrar este preciso instante y devolvértelo, dentro de unos años, cuando ya no lo recuerdes, para así, de algún modo, agradecerte lo que hoy, tan desinteresadamente, me ofreces.

Ocaso

Recorro, de nuevo, los lugares y las calles que recorrimos, de la mano, aquella tarde de invierno.

Mientras maldigo al azar que me ha arrastrado a calcar aquellos añejos pasos, mantengo la vista clavada en el suelo y las manos ancladas a los bolsillos, como si asi pudiera evitar que la luz del atardecer me susurre al oído que ya nunca volveré a ser el mismo.

26 de enero de 2015

Renacer

El terso aroma de dos destinos encontrados, enredados y entrecruzados en esta precisa porción de tiempo.

El sabor dulzón de las verdades susurradas a la luz tenue de este invierno ficticio.

El sonido inconfundible de la derrota definitiva de tus sombras y mis miedos.

El tacto trémulo de tu piel entregada incondicionalmente a mi piel.

Los infinitos colores desplegados en la paleta poliédrica de tu espalda humedecida por tu sudor y secada, a duras penas, por mi aliento.

El amanecer, hasta ahora aplazado, hasta ahora inconcluso, de los sentidos.