4 de febrero de 2011

Mientras caigo

Me invitaste a jugar juegos prohibidos, en los que si había alguna regla, era la regla del deseo. Volé contigo hasta los límites de la noche, para cruzar de tu mano hacia territorios ignotos y misteriosos. Pero tropecé en la última frontera, y no pude evitar caer en picado.

3 de febrero de 2011

Hielo

El frío redentor le aclaró las ideas, limpiando la broza que atoraba su mente y dando sentido a todos los hilos sueltos que el tiempo había ido dejando varados. Tomó una decisión, fue consecuente, se abrigó y se lanzó a surcar el hielo quebrado sin pensar en su suerte.

2 de febrero de 2011

Costumbres

Erraba el tiro con tanta frecuencia, que al final todo el mundo se habituó a su falta de puntería. Era sólo cuestión de agacharse un poco y poner en juego los reflejos cada vez que empuñaba su oxidada arma cargada de desprecio y ceguera autoimpuesta.

1 de febrero de 2011

Seguridad

Se alzó las solapas como si así fuese a engañar al frío, y se fue, no sin antes lanzar un beso helado y rutinario al aire. Mientras se alejaba por la calle, ya sabía que regresaría. Lo que no sabía era cuándo, cómo, ni por dónde. Como siempre, dejaría que el azar decidiese.

Neblina

Aunque ya no me mires ni me hables, 
aunque ya ni siquiera me eches de menos, 
sé que sigues cerca, 
de alguna manera inexplicable. 

Aunque ya no repitas mi nombre entre sueños, 
 ni mis palabras resuenen ya en tus noches, 
sé que sigues buscando, incansable,
todo aquello que no supe darte.

Hombre precavido...

Podría haber sido más claro, pero no más conciso. Su respuesta fue la misma que otros me habían dado cien veces antes, pero con muchos menos matices. Su no fue tan rotundo como un trueno en mitad de la nada.

Aún así, antes de apretar el gatillo, volví a preguntar. Por si acaso.

31 de enero de 2011

Caminando

La umbría vereda serpenteaba entre pinos centenarios y rayos de sol filtrados e inconstantes. Cada pocos pasos se paraba a respirar el olor a tierra mojada y la luz incierta matizada de bruma. Quería llegar a la cumbre por fin, pero, como siempre, se dejó tragar por el bosque.

Escondido

Bebiendo a sorbos cortos la savia destilada por las pocas certezas que encontré, fabriqué un parapeto que me ayudó a defenderme de ataques,conjuras y asedios.

Trasegando con las esquirlas del sosiego, descubrí un rincón tan anodino que ni el propio miedo supo encontrarme.