26 de noviembre de 2013

Good morning

Cada mañana, al despertar, clavaba la vista en ese lugar imaginario donde confluye el horizonte límpido de los sueños con el  firmamento gris y frío que emerge de la realidad.

Y cada mañana extraía una conclusión clara y concisa de ese cruce inventado de sentires, pensares, penares y falsas verdades.

Y cada mañana espantaba fantasmas a soplidos y recopilaba un buen puñado de luces volátiles y ficticias.

Y, así, cargado de empeño y vacío de miedos, cada mañana emprendía un camino, sin retorno conocido, hacia la rutina más pétrea e inane.