Miro...
Al suelo.
Al cielo.
Al lugar donde antes dormía tu mirada.
Miro...
Sobre los tejados.
Bajo el asfalto.
Busco tu sombra sin descanso.
Miro, busco, rebusco entre huecos...
Y escucho tu silencio.
Y huelo tu ausencia.
Y saboreo las nubes que casi aporrean mi cabeza.
Miro...
Sigo mirando.
8 de mayo de 2012
7 de mayo de 2012
Vapor
Cuando percibió que aquel agujero negro en mitad del pecho había adquirido unas dimensiones inasibles, intentó lanzar un último grito de auxilio, pero, hasta el aliento (último vestigio de una vida vivida a trompicones) le había abandonado.
Hundió, por fin, la rodilla en el suelo, exhaló el poco oxígeno que aún guardaban sus intersticios pleurales y se disolvió... sin dejar ni un mísero rastro de su paseo eterno entre sombras, pendientes y hoquedades.
Hundió, por fin, la rodilla en el suelo, exhaló el poco oxígeno que aún guardaban sus intersticios pleurales y se disolvió... sin dejar ni un mísero rastro de su paseo eterno entre sombras, pendientes y hoquedades.
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