Ha desandado en pocos minutos cada milímetro del camino que había recorrido durante años, poniendo especial cuidado en no dejar el más mínimo resquicio para la esperanza.
A falta de un futuro apetecible, y con un pasado pegajoso pisándole los talones, ha decidido acabar de un plumazo con el presente.
2 de diciembre de 2011
29 de noviembre de 2011
Invierno
Con la única compañía de su conciencia semidormida y un puñado de sueños revolcados por la desidia y el miedo, se dispone a derrotar al frío.
Se abrocha el viejo abrigo y crispa los puños dentro de los bolsillos.
Fija la mirada en el infinito... y comienza a caminar.
Pero la niebla cubre a la madrugada con su halo de ambigüedad, las calles, mil veces recorridas, adquieren tonalidades desconocidas y los sonidos de la ciudad dormida renacen transformados en ruido infame... crecen las penumbras a medida que se encoge el horizonte.
Se abrocha el viejo abrigo y crispa los puños dentro de los bolsillos.
Fija la mirada en el infinito... y comienza a caminar.
Pero la niebla cubre a la madrugada con su halo de ambigüedad, las calles, mil veces recorridas, adquieren tonalidades desconocidas y los sonidos de la ciudad dormida renacen transformados en ruido infame... crecen las penumbras a medida que se encoge el horizonte.
Firmamento
Mientras fumo junto a la ventana, dialogo con el silencio y busco aquella estrella que compartíamos entonces.
Esta noche tampoco la encuentro, pues tiene la fea costumbre de abrazar a las nubes y esquivar mi mirada.
Tal vez mañana haya más suerte.
Tal vez.
Mañana.
Esta noche tampoco la encuentro, pues tiene la fea costumbre de abrazar a las nubes y esquivar mi mirada.
Tal vez mañana haya más suerte.
Tal vez.
Mañana.
28 de noviembre de 2011
Fundido a negro
Plantado en mitad de la nada inmensa, admiras la desolación reinante con gesto ambiguo.
Cualquier testigo objetivo podría concluir, sin miedo a equivocarse, que no te importa lo más mínimo haber llegado a una situación tan extrema.
Pero ya no quedan testigos.
Ya no.
Cualquier testigo objetivo podría concluir, sin miedo a equivocarse, que no te importa lo más mínimo haber llegado a una situación tan extrema.
Pero ya no quedan testigos.
Ya no.
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