Como recurso desesperado, antes de asumir todas esas dolorosas certezas,
regresamos al lugar preciso en que se cruzaron nuestros puntos
cardinales aquella primera vez.
Repetimos los mismos movimientos,
las mismas palabras, casi calcamos los gestos... buscamos, entregados,
la descarga de corriente alterna que nos fulminó en un instante.
Nos miramos en silencio, esperamos la señal, pero nada sucede... Hemos sido definitivamente derrotados por el peso del tiempo.
15 de junio de 2012
14 de junio de 2012
Flujos
Una gran amiga me ha recordado hace unos días que el verano pasado, uno de mis microrrelatos fue seleccionado para ser publicado en El País Semanal.
Me ha costado encontrarlo, pero al final, entre la pila de semanales atrasados, han aparecido estas letras que vuelven a estar de "actualidad" ahora que regresa el calorcito:
Me ha costado encontrarlo, pero al final, entre la pila de semanales atrasados, han aparecido estas letras que vuelven a estar de "actualidad" ahora que regresa el calorcito:
Veranos pasados y futuros confluyen en este umbrío presente ajeno a los
calendarios.
Placeres y pasatiempos extraños de este soñador extraño.
Horas robadas
Vasos vacíos, cenicero lleno, ventana abierta, cama deshecha.
Paredes blancas, noche gris, pasillo de ida y vuelta empapado de augurios incoloros.
Gotas de sudor, mirada perdida, suelo movedizo, sombras y más sombras agazapadas en las esquinas.
Dolor punzante casi olvidado, piel ya cuarteada por los miedos y las dudas, saltos en el tiempo para huir de caídas y recaídas.
Papeles gastados, tinta hueca, jirones de vida depositados entre líneas.
Antes o después, sé que un nuevo amanecer teñido de insomnio golpeará mi frente...
...La historia de siempre.
Paredes blancas, noche gris, pasillo de ida y vuelta empapado de augurios incoloros.
Gotas de sudor, mirada perdida, suelo movedizo, sombras y más sombras agazapadas en las esquinas.
Dolor punzante casi olvidado, piel ya cuarteada por los miedos y las dudas, saltos en el tiempo para huir de caídas y recaídas.
Papeles gastados, tinta hueca, jirones de vida depositados entre líneas.
Antes o después, sé que un nuevo amanecer teñido de insomnio golpeará mi frente...
...La historia de siempre.
12 de junio de 2012
Más difícil todavía
Como funámbulos ciegos, recorremos cada noche el fino alambre que surge de la nada, y a tientas, esquivamos el vértigo y zigzagueamos a través del espacio que nos separa.
Tras tocar el borde del abismo, regresamos a cubierto, con la sola ayuda del instinto y el deseo.
Tras tocar el borde del abismo, regresamos a cubierto, con la sola ayuda del instinto y el deseo.
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