12 de febrero de 2011

Realismo

Es una ilusión,
un deseo intrincado,
diluído por la falta de práctica,
un simple sueño,
un respiro que me da la imaginación
entre el marasmo de minutos perdidos...

O a lo mejor,
es la realidad,
que intenta contrariar a los augurios,
por una vez,
sin que sirva de precedente.

8 de febrero de 2011

Reflexión

Dudas y más dudas. Sudor frío. Mirada perdida y piernas trémulas. Ideas nubladas, mente embotada. Un cigarro tras otro sin apenas tragar el humo. Nudo en la garganta casi literal. ¿A la izquierda o a la derecha?, ¿alante o atrás?...Quizás sea mejor quedarse quieto...

Cierre

Regresé sólo para decir adiós. Un adiós tan inconsistente como habían sido hasta entonces todas mis palabras. Un adiós insincero, vacío de calor, enturbiado por temores agrisados, fagocitado por el miedo a no saber estar a la altura. Un adiós quizás definitivo, seguramente irreflexivo.

7 de febrero de 2011

Anoche, como siempre...

La luna dibujó anoche senderos de luz en tus caderas.

Asistí atónito al espectáculo, y, mientras tanto, intenté descifrar los códigos ocultos tras tu danza secreta, para darle un sentido a tus palabras enmudecidas por el delirio, el calor y las prisas.

Traté de devanar tu ovillo enredado, busqué comprender el porqué de ese baile incendiado.

Atendí demasiado a la conciencia y dejé que te diluyeras entre mis dedos, como antes hacías, como siempre has hecho.

Resultado

Humo y cenizas.

Huella liviana de un presente azaroso,
de un pasado inconsistente.

Cenizas y humo.

Enseñorándose en el páramo
que quedó dibujado bajo nuestros pies.

Humo.

Maquillando el vacío con su aroma gris.

Cenizas.

Marcando la frontera entre un adiós y otro adiós

Humo y cenizas.

...

Mácula

El lugar adecuado, el momento preciso. Una planificación milimétrica, sin agujeros para la improvisación. No había hebras sueltas, no había error posible. Había logrado, por fin, la cuadratura perfecta del círculo imposible. Aún así no logró acabar el día sin mancharse.

6 de febrero de 2011

Luna de invierno

Intentando entender la leve línea que separa la falsedad de la certeza, la luz de la oscuridad, le pido explicaciones a la Luna de invierno, como si su débil fulgor fuera a ser capaz de ayudarme a deshacer los mil nudos que se han entretejido entre tu sombra y mi aliento.

Subiendo, subiendo...

Primero un escalón, luego otro, y así durante toda la noche. Subir y subir, sin escuchar los avisos que me dictan la conciencia y el miedo. Subir hata el final. Hasta que se agota el aliento, hasta donde alcanza la vista, hasta el límite del cielo...sin pensar en el descenso.

Mirando sin ver

Miraba sin ver a través de la ventana. Fumaba y exhalaba un humo espeso que, mezclado con el  vaho, hacía que el cristal devolviera una imagen entrecortada de una realidad teñida de colores inciertos. Esparció un poco el gris húmedo con la mano y se despidió de la Luna con un gesto cansado.

Cafeína

Mientras prepara el primer café, su mente, aún semidormida, esboza mapas inconclusos de las horas por venir, sin poder definir del todo una mínima imbricación con el presente.

Al degustar los primeros sorbos, las líneas esbozadas se entrelazan y configuran un trazado aproximado de lo que va a traer este día, marcado a fuego, desde hace meses, en el calendario. Pero por más vueltas que le dé, por muchas hipótesis y contrahipótesis que maneje, no es capaz de espantar la ambigua intuición de que, una vez más, todo acabará, poco más o menos, como siempre.