La luna dibujó anoche senderos de luz en tus caderas.
Asistí atónito al espectáculo, y, mientras tanto, intenté descifrar los códigos ocultos tras tu danza secreta, para darle un sentido a tus palabras enmudecidas por el delirio, el calor y las prisas.
Traté de devanar tu ovillo enredado, busqué comprender el porqué de ese baile incendiado.
Atendí demasiado a la conciencia y dejé que te diluyeras entre mis dedos, como antes hacías, como siempre has hecho.
Me ha gustado mucho este texto, cargado de sensualidad bien transmitida. Un abrazo
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