7 de febrero de 2011

Anoche, como siempre...

La luna dibujó anoche senderos de luz en tus caderas.

Asistí atónito al espectáculo, y, mientras tanto, intenté descifrar los códigos ocultos tras tu danza secreta, para darle un sentido a tus palabras enmudecidas por el delirio, el calor y las prisas.

Traté de devanar tu ovillo enredado, busqué comprender el porqué de ese baile incendiado.

Atendí demasiado a la conciencia y dejé que te diluyeras entre mis dedos, como antes hacías, como siempre has hecho.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este texto, cargado de sensualidad bien transmitida. Un abrazo

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