Y volver.
Siempre volver.
A caminar.
A desandar lo andado.
A abrir todas las ventanas.
A dejar alguna puerta entreabierta.
A deshacer la cama con mil vueltas y revueltas.
A doblar las esquinas impávidas de la noche.
A deshojar libros en blanco y cuadernos en negro.
A realojar ficciones entre las costuras descosidas de la realidad.
A urdir señuelos que engañen al tiempo.
A desescombrar los solares siniestros que la mente crea y descrea a velocidad de vértigo.
A deambular por los callejones de la frágil memoria.
A tropezar.
A fingir que nunca se tropieza.
Volver a jugar con tu pelo.
Volver a mirarte.
Volver a escuchar tus silencios...
...Atreverme a volver a soñarte.