Aquí dentro conviven
mil trovas insípidas y pálidas,
otras tantas plegarias poco intuitivas e imperfectas,
algunas esperanzas impacientes,
unos granos de optimismo irredento
y una pizca de pesimismo recalcitrante.
Y, en mitad de ese batiburrillo,
aún queda un hueco para escribirte
...para soñarte.