24 de febrero de 2011

Serendipity

Tras años luchando por no quedarse solo, ahuyentando tempestades a soplidos, malvendiendo su dignidad por un plato de cariño, soportándose a sí mismo y a los demás hasta los límites del delirio... descubrió por casualidad, y por no saber dar forma a una excusa a tiempo, que la soledad, esa absurda enemiga inventada, le sienta como un verdadero guante.

22 de febrero de 2011

Escapando del naufragio

Impúdicamente enredados, desgranan los pasos marcados por una danza secreta, invertida e inverosimil mientras huyen de un nuevo naufragio. Aunque no han deshilachado las mil dudas que les lastran, al menos por esta noche, fondean entre las olas del éxtasis y las rocas del delirio.

21 de febrero de 2011

Plan de escape

Al primer asomo de lágrimas, reestructuró el ingenioso andamiaje de sueños que había tramado en torno a sí mismo. Aliviar el dolor antes de que el dolor le nublara por completo. Esa era la consigna. Sus centros nerviosos obedecieron al instante. Sus ojos, no.

Cinefilia

No te llamas Ilsa, ni yo Rick.

No nos queda ningún Paris a qué acudir en los tiempos de zozobra ni nos hemos despedido en un viejo aeródromo, cubierto por la bruma, en mitad del Marruecos ocupado.

Ni siquiera va a haber, me temo, comienzo de larga amistad.

Por más que queramos, nuestra historia ha sido mucho más tópica. Hasta el final.

Perorata

Sus palabras sonaron primarias, tan livianas como sinceras.Un discurso incendiado, expuesto casi sin respirar, sin haber sido filtrado por el entendimiento. A pesar de todo, transmitió el mensaje deseado. Al acabar, le extrañó la falta de aplausos. Miró a su alrededor. No había nadie.

Imprevisión

Mantenían una relación equilibrada y estrictamente sujeta a la norma, enclaustrada en estándares de productividad. Para evitar sorpresas desagradables, tenían todos los cabos bien atados, todo previsto, sin lagunas. Pero cometieron un error fatal: olvidaron diseñar un desenlace.

Crisis de conciencia

Desde sus comienzos, había sido capaz de mantener una manufactura constante de "belleza mercantil" a partir de la nada, pero últimamente, había crecido demasiado el desacuerdo entre su creatividad y su conciencia, y eso, muy a su pesar, acabó por pasarle factura.

Tras unos días de nula productividad, dio con sus huesos en un callejón estrecho, opaco y poco iluminado, donde fue devorado lentamente por la masa, convirtiéndose en un mero número más en mitad del átono gentío.