21 de febrero de 2011

Plan de escape

Al primer asomo de lágrimas, reestructuró el ingenioso andamiaje de sueños que había tramado en torno a sí mismo. Aliviar el dolor antes de que el dolor le nublara por completo. Esa era la consigna. Sus centros nerviosos obedecieron al instante. Sus ojos, no.

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