25 de abril de 2011

Diatribas etílicas

Si éste fuese un mundo ideal y sin fisuras, aquélla debería haber sido la última copa, tal y como había decidido momentos antes de pedirla.

Si el azar no existiese, si el presente fuese maleable, si fuese dueño de su cuerpo, habría sido capaz de sortear a la dulce tentación vertida en aquel vaso largo y translúcido.

Si no hubiese llovido tanto ahí fuera, si la absurda sed de huir de él mismo no fuese inversamente proporcional a la cordura, no habría seguido abrazado al final de la barra.