29 de enero de 2015

Estaciones de paso

Entre tu invierno ficticio y mi invierno inventado, surge, como último clavo ardiendo a qué aferrarse, un verano otoñal e impostor.

Y, entre vientos y oleajes desubicados, entre tormentas y noches de aliento extrañamente cálido, acatamos los designios del deseo y nos fundimos, sin prisa, con el tiempo.

Al menos, hasta que llegue el verdadero invierno.

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