21 de diciembre de 2010

Vagabundo

En el bolsillo, unas pocas monedas.

En el zurrón una muda, algunas esperanzas marchitas y todos esos versos derramados en papel mojado en noches eternas de soledad y hastío.

En las piernas, demasiados kilómetros acumulados.

En la frente un asomo de delirio.

En el pecho un temblor.

En el pasado, una equivocación, un portazo a destiempo y una despedida sin adiós.

Hoy, un camino encharcado y mil pasos por dar.

En el horizonte, un atardecer en algún rincón que aún no ha encontrado entre las nubes que desfilan a su alrededor.

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