Miras entre temblores y brumas la agenda, buscas letra a letra hasta hallar lo que buscas. Un nombre, una escueta sucesión de sílabas. Lo lees como si ya lo huberas olvidado, degustándolo, como si repitiéndolo una y otra vez no se fuera a esfumar nunca de entre tus labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario