17 de diciembre de 2010

Rey

Encerrado en la jaula de oro que me otorgaron a mi llegada, doy vueltas y más vueltas, cumplo con mi actuación diaria ante los niños, lanzo un rugido desganado y les dejo acongojados. No me puedo quejar. Aunque hace tiempo que dejé de ser el Rey, sé que mis subditos aún me adoran.

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