17 de diciembre de 2010

Las caderas de Marilyn

Marilyn corretea por la estación, dando pequeños brincos entre chorros de humo, mientras Curtis y Lemmon, disfrazados de mujer, admiran embelesados el contoneo hipnótico de sus caderas.

"Debe tener un motorcito", comentan entre ellos.

Apago la tele, me miro al espejo, y, con aire entre resignado y autocomplaciente me digo: "Nadie es perfecto"

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