17 de diciembre de 2010

Entrega

Mientras recorro a trompicones el camino de vuelta a la serenidad, me enredo de nuevo en el aroma que desprende el deseo, en el sabor salado y dulce del mar revuelto entre sábanas que me ofreciste anoche con tanta ansia como generosidad.

Ahora sé que la calma no proviene de las tempestades.

Ahora sé que necesito tu aliento para recuperar el mio.

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