18 de diciembre de 2010

Hojas

Hace ya tiempo 
que el papel mojado 
dejó de retener la tinta preñada de letras 
que sobre él volcaba.

Solía aferrarme a su arrullo 
cada vez que rondaba la noche. 

Queda poco ya 
para que el otoño se cebe con el paisaje, 
pero dudo que las hojas secas 
mantengan con vida 
las palabras secretas y embarradas 
que escapan de mis dedos y mi garganta.

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