17 de diciembre de 2010

El dolor

El dolor se fue extendiendo 
desde las entrañas hasta las extremidades.

Era un dolor seco, 
devastador, 
un dolor que arrasaba todo lo que rozaba, 
mientras cabalgaba a ritmo frenético y desorganizado.

No tenía forma definida, 
pero era preciso y pegajoso.

Era un dolor claro y puro en su crueldad, 
un dolor sin maquillajes ni máscaras.

Era un dolor hambriento.

Era un dolor que quemaba.

Era un dolor absurdo. 
Tan absurdo como tu ausencia. 
Tan absurdo como aquella despedida sin adiós.

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