17 de diciembre de 2010

Old jazz

Como cada noche, el antiguo club rezuma soledad, humo y vidas a ras de suelo.

A la hora convenida, Mort sube al escenario y casi extirpa de su garganta esa voz ajada y dolorosa, esa voz casi iconcebible, esa voz capaz de diluir la angustia más anquilosada.

Como cada noche, un viejo fracasado borra el fracaso de los rostros de los que tiene enfrente.

Al acabar su actuación, huyendo de aplausos y vítores, se diluye en su copa, con la mirada perdida en algún punto muy alejado del horizonte.

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