16 de diciembre de 2010

Alas

Vuelan los zapatos, mi camisa, tu falda.
Vuelan mis ojos sobre tu cuerpo semidesnudo.
Vuelan mis dedos temblorosos mientras recorren el entramado de curvas que, partiendo desde tu boca, desciende en caída libre hacia el éxtasis.

Vuelo y vuelas conmigo hasta que el sol golpea la ventana y nos avisa de que ya disponemos de pista de aterrizaje.

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