26 de diciembre de 2010

Misión

Aún no se había borrado de sus labios el sabor del último trozo de turrón cuando observó en el cielo la señal convenida. Era pronto, pero no quedaba más remedio que reemprender la marcha.

Hay designios que no conviene desairar, y menos aún cuando queda un desierto enorme por cruzar.

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