5 de marzo de 2012

Adioses

Las paredes vacías enmarcan la pequeña estancia y la visten de colores ajados y pálidos.

Da vueltas y vueltas, sin poder escapar de la mirada inquisidora que rebosa los límites de esa fotografía que aferra contra el pecho.

El monocorde tintineo de las gotas sobre los cristales marca el ritmo de la tarde, como si de un estertor agónico y premonitorio se tratase.

Mientras aguarda a que el delirio le aseste un definitivo golpe certero, apenas acierta a deletrear, por última vez, aquel nombre teñido ya de sepia.

5 comentarios:

  1. Me ha recordado a una triste situación vivida últimamente. Espero que lo bien que has descrito la escena así como los sentimientos que transmite, no sea fruto de una experiencia personal.
    Saludos.

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    1. El tópico dice que todo lo que se escribe va impregnado de la experiencia personal, en una u otra medida, y es verdad que las vivencias afloran (algunas veces de un modo incontrolado, otras de una forma más consciente) como si al plasmarlas en papel (en este caso, en la pantalla) ajustásemos alguna cuenta pendiente con la vida...

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  2. Esta es una construcción narrativa potente, cargada de intensidad emocional.

    Un narración, en gran medida, estremecedora.

    Si no te parece mal, me quedo asomado a tu ventana.

    Un saludo.

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  3. Muchas gracias por asomarte a mi ventana, Pedro.

    Espero que lo que veas sea de tu agrado.

    Un abrazo.

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  4. Ah! la lluvia, está llena de huéspedes evocadores. Me instalo en la atmósfera de este acogedor micro pleno de poesía.

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