22 de junio de 2011

Puertas

Su fobia por las puertas cerradas fue creciendo con los años.

Lo que empezó como una anécdota acabó marcando su vida.

No se limitaba a abrir las puertas que separan una habitación de otra o el exterior del interior, no.

Su obsesión iba más allá: también dejaba abiertas todas las demás

No hay comentarios:

Publicar un comentario