7 de julio de 2014

Filia

Colecciono "síes", "noes", "talveces" y "quizás".

Tras buscar durante muchos años en qué emplear mis tiempos muertos, llenándolos de algo que me ayudara a engañar al tedio, llegué a la conclusión de que no iba a poder simular que me apasionaban los sellos o los pájaros, las miniaturas o los peces.

Inicié la colección con todos los "noes" que fui recopilando, los cuales pronto abarrotaron los anaqueles polvorientos de mi memoria.

Pero poco a poco, como quien no quiere la cosa, fui abriendo la puerta a algúnos "síes" sin dueño, adoptándolos como propios, rescatándolos del olvido, criándolos con paciencia y dedicación, y disfrutando al observar cómo, no sin esfuerzo, crecían e incluso intentaban reproducirse torpemente.

Incorporé a los "talveces" un poco más tarde (como complemento perfecto a los tercos y empalagosos "noes" y los bondadosos y atentos "síes"), con su dosis justa de dubitativa aquiescencia.

Ultimamente también admito "quizás" huérfanos y perdidos, que encuentro bebiendo en los charcos o saltando a la pata coja sobre el barro y la nieve. Son la compañía perfecta para los frágiles "talveces". Me estoy planteando, incluso, dejar que se crucen y dar pie, así, al nacimiento de una nueva raza, repleta de posibilidades.

Creerán ustedes que estoy un poco loco, admito que no es un hobby muy habitual. Pero no imaginan el placer que me proporciona ver las luchas fingidamente fratricidas entre "noes" y "sies", sus eternos debates vacíos de argumentos y llenos de tozudez. Por no hablar del hermanamiento dulzón y sincero que se produce espontánamente entre "talveces" y "quizás", ¡qué abrazos se dan, sin apenas conocerse!.

Se me ocurre un único pero. Es cierto que la colección es fatigósamente infinita... Nacen potenciales nuevos habitantes de mis estanterías a todas horas, en cualquier esquina, casi al azar, y a veces es muy complicado poner algún orden en tamaño maremagnum de opciones y dudas, de certidumbres y miedos. Y lo que nació como una forma de regatear al aburrimiento, está empezando a colonizar, en exceso, el tiempo que antes dedicaba a fingir que vivía.









No hay comentarios:

Publicar un comentario