1 de marzo de 2012

Cruces y giros

Reconocieron sus voces al instante, en mitad de la manifestación, a pesar del tiempo transcurrido y del ensordecedor ruido que les envolvía.

Se disfrutaron de nuevo: frente a un café templado, deambulando por las callejas y los parques, entre las sábanas revueltas en el cuarto de aquel viejo hotel... al abrigo tibio de las tempestades y los tumultos.

Recuperaron una infinitesimal parte del tiempo perdido, pero a pesar de saber que seguían estando en deuda con el destino, cuando se despidieron, habían degustado ya el dulce sabor que deja en la boca la derrota del olvido.

2 comentarios:

  1. Degustar el dulce sabor que deja en la boca la derrota del olvido...
    Que bonito y que difícil a veces.

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  2. Me alegra que te parezca bonito, Pilar. Y también me alegra que me visites en esta mi casa internaútica. Un afectuoso saludo. Nos seguimos leyendo.

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