26 de marzo de 2012

Cadencia

Sabíamos que la entrega, el sudor y los pasos dulcemente acompasados no garantizaban nada.

También sabíamos que el sentido de giro no siempre depende de lo intrincado del sendero y que las trampas no siempre son bordeables, por más que nos empeñemos.

Y sabíamos que antes o después todo torrente vuelve a su cauce y que más pronto que tarde, hasta el incendio más fiero termina por ser sofocado.

Por eso, porque lo sabíamos, es  probable que esta vez el dolor no duela tanto, que el hielo no nos hiele completamente y que este final que ahora nos envuelve, llegue seguido de un cartelito de esos en que alguien (tal vez uno de nosotros, quién sabe) haya escrito aquello tan manido de:

"Continuará en el capítulo siguiente"

2 comentarios:

  1. Me gusta que dejes la puerta abierta a un siguiente capítulo.
    Dejas abierta la opción de que dolor duela menos, el hielo hiele menos y seguramente que el fuego queme a menor profundidad en la epidermis.
    Tu prosa, como siempre, exhala sensaciones universales de forma brillante.
    Un abrazo.

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  2. Todo se sucede por lo que "continuará en el capítulo siguiente" es muy posible. Lo único que no siempre acontece como deseamos.
    Saludos!

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