25 de octubre de 2011

Cinco y...

Una musiquilla casi inaudible, difuminada por la lejanía.

Un suave olor a sudor e incertidumbre, disimulado por la sal y la brisa.

Unas vistas oblicuas de un paisaje que, instantes antes, creíamos perdido para siempre.

Sabores del pasado levemente maquillados para la ocasión.

El roce de una piel dulcemente temblorosa y otra amargamente insegura...

...Y un cambio de sentido inesperado, una vez superada la dependencia de los sentidos.

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