5 de agosto de 2011

Estaciones de paso

Entre tu invierno ficticio y mi invierno inventado, surge, como último clavo ardiendo a qué aferrarse, un verano otoñal e impostor.

Y, entre vientos y oleajes desubicados, entre tormentas y noches de aliento extrañamente helado, acatamos los designios del deseo y nos fundimos, sin prisa, con el tiempo.

Al menos, hasta que llegue el verdadero invierno.

1 comentario:

  1. Es un micro, cómo no, que acaricia la mente, alimenta la reflexión y la sensibilidad.
    Genial fundirse sin prisa y con el tiempo.
    Confundirse es malo hasta en el invierno.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar