Era consciente del riesgo que corría de volver a convertirme en rana, pero me interné en tu bosque encantado.
Sabía que podría romperse el hechizo, pero embauqué a la la noche y cabalgué sin rumbo ni concierto hasta el amanecer.
A pesar de lo intrincado del sendero, no tuve la precaución de ir soltando chinitas...y me perdí entre brumas.
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