Desde el final de la barra, se dedica a ver el tiempo pasar mientras despliega su batería de caras huecas y gestos vacíos.
Bucea en las brumas del alcohol y el humo del tabaco y, con una sonrisa muerta en el rostro, se recrea en los pasos perdidos y en los nudos deshechos de la memoria.
Desde el final de la barra, intenta salir ileso mientras nada entre las derrotas.
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