Siempre ha intentado esconder su ineptitud con un halo de grandilocuencia y una retahíla interminable de palabras exquisitas entrecruzadas.
Buscando disimular su vacuidad expele frases estrambóticas y huecas recubiertas de una fina capa de marfil figurado.
Al principio, hasta hubo quién cayó en sus trampas.
Llegó a tener hasta un pequeño séquito de seguidores.
Ahora ya no le escucha nadie.
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