Al colocar los papeles del escritorio, salió volando aquella vieja foto. Desde el suelo,sus ojos tristes me golpearon con fiereza renovada. Posé la mirada en el centro de su cara, y permanecí quieto, callado,como hacía antes, como si ella aún pudiera verme.
Y caí rendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario