20 de diciembre de 2010

Risa

Reías 
y aunque seguías danzando 
entre memorias torcidas no del todo derrotadas, 
el aroma sutil de tu sonrisa 
embriagaba el aire levemente viciado que flotaba entre nosotros.

Reías, 
y aunque tu risa era aún ligeramente translúcida, 
su caricia me permitió volver a reconocerme 
reflejado en el fondo de tus ojos entreabiertos.

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