Aunque las prisas acuciaban
y el tiempo amenazaba con templar el ardor,
aunque aún no compartían sudor ni aliento,
aunque hay caminos de ida que no entienden de atajos...
arriesgaron su resto,
subieron la apuesta,
siguieron jugando al dulce juego
de buscarse sin encontrarse y encontrarse sin buscarse
y el tiempo amenazaba con templar el ardor,
aunque aún no compartían sudor ni aliento,
aunque hay caminos de ida que no entienden de atajos...
arriesgaron su resto,
subieron la apuesta,
siguieron jugando al dulce juego
de buscarse sin encontrarse y encontrarse sin buscarse
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