Como había constatado que el humo es sólo humo y nada más, decidió solidificarse y se asomó al mundo real. Ansiaba que le mordiera la verdad, esa verdad que tanto había oído nombrar y que no se atrevía ni a imaginar. Buscó sin descanso durante noches eternas y días volátiles, pero sólo halló un nuevo cúmulo de mentiras disfrazadas.
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