No logro interpretar,
con la soltura de antaño,
los mensajes encubiertos
que arrastra el viento hasta mi puerta.
No comprendo
ni el sonido cifrado de la lluvia,
ni las señales trazadas por las estelas de las nubes
en este cielo imaginario y aplomado
que cubre mi cuarto.
Hoy la niebla no me deja,
ni siquiera,
aprehender el paso del tiempo.
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