Las amplias avenidas semidesiertas,
los angostos callejones
habitados por sombras cada vez más esquivas,
las aceras humedecidas,
los parques cerrados,
los escaparates disfrazados de tiempos mejores,
los semáforos regulando un tráfico imaginario,
el calor ficticio de los edificios,
la sucia escarcha sobre los coches aparcados,
el ruido quejumbroso de la ciudad herida...
...se empeñan en borrar, sin conseguirlo todavía,
los restos de magia
que atesora esta madrugada.
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