3 de noviembre de 2011

Liturgia

Colocó, metódicamente, las últimas prendas de ropa sobre una silla, y, respetando, uno por uno, los pasos rituales, se postró imperturbable ante el espejo, para comenzar, en la soledad del cuarto vacío, aquella ancestral ceremonia nocturna.

Cada noche que pasaba, se sentía un poco más cerca de lograr su objetivo.

Ya pronto se reconocería a sí mismo.

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