Todo y nada en un segundo.
Del éxtasis a las arenas movedizas
en un solo movimiento,
sin paradas intermedias,
sin estación término.
Casi al mismo tiempo
explotan en mi cara
las ilusiones más luminosas
y los augurios más lóbregos.
Y, me miras,
y me esperas,
sin saber a qué atenerte.
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