No tengo tiempo, tan siquiera, de amarrarme a ese tablón casi podrido que flota a escasos centímetros de mi cuerpo.
Una noche eterna y húmeda sucede a la luminosidad explosiva y ardiente.
Si aún quedara algo a lo que mirar, no podría verlo, pues mis ojos han sido dolorosamente devorados por el fuego y las sombras.
Con sumo esfuerzo, y ya casi sin oxígeno, destilo estas pocas líneas para que atestigüen mi definitiva dilución en el espacio y en el tiempo.
Cuento en silencio: 3...2...1...
...0.
Apocalíptico el escenario que describes, y aún así transmites un último destello de esperanza...
ResponderEliminarE intuyo que alberga la esperanza de continuar en otro estado, en otra dimensión, de alguna forma.
ResponderEliminarUn saludo