Compartíamos el idioma innato de las caricias y diluíamos la monotonía con secretos compartidos a voces mientras nos mirábamos callados.
Saltábamos sobre la noche con parsimonia teñida de delirio mudo y jugábamos con el vértigo, hipnotizados por el deseo.
Hasta que habló el silencio.
Y retumbó en el momento en que el sol nacía de nuevo.
ResponderEliminarBuen micro.Felicidades
Buen momento para retumbar...Muchas gracias, Albada.
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