Golpeaba la puerta con rabia indisimulada y puños eléctricos. Gritaba, pero el aire sólo le devolvía un silencio atroz y seco.Volcaba todo su odio en ese pedazo de madera innoble insolentemente atrancado.Cuando por fin cedió ya era demasiado tarde. Había sido absorbido por el tiempo.
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