El terso aroma de dos destinos encontrados, enredados y entrecruzados en esta precisa porción de tiempo.
El sabor dulzón de las verdades susurradas a la luz tenue de este invierno ficticio.
El sonido inconfundible de la derrota definitiva de tus sombras y mis miedos.
El tacto trémulo de tu piel entregada incondicionalmente a mi piel.
Los infinitos colores desplegados en la paleta poliédrica de tu espalda humedecida por tu sudor y secada, a duras penas, por mi aliento.
El amanecer, hasta ahora aplazado, hasta ahora inconcluso, de los sentidos.
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