29 de enero de 2015

Ocaso

Recorro, de nuevo, los lugares y las calles que recorrimos, de la mano, aquella tarde de invierno.

Mientras maldigo al azar que me ha arrastrado a calcar aquellos añejos pasos, mantengo la vista clavada en el suelo y las manos ancladas a los bolsillos, como si asi pudiera evitar que la luz del atardecer me susurre al oído que ya nunca volveré a ser el mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario