Con sed atrasada y la mochila vacía, reemprende su caminar arrítmico y cansino.
Aunque percibe que el horizonte se aleja a cada paso, sigue zigzagueando a lo largo de la senda prefijada la noche anterior.
Como los estímulos provinientes del mundo exterior se desdibujan por minutos, poco a poco se va refugiando en su prolijo universo interior. Y lo hace convencido de que ya pronto logrará su objetivo, ya pronto se librará del último lastre... ya pronto comenzará realmente a flotar.
Es dificil caminar por nuestro universo interior, pero que hermoso cuando lo conseguimos, me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, Isabel. Efectivamente, encontrarnos a nosotros mismos es muy difícil, pero cuando lo logramos, aunque sea tangencialmente, puede resultar muy recompensante...
EliminarNo necesitamos otra cosa más que a nosotros, a nuestra verdadera esencia, nuestro pensar. El resto es mera distracción, todo material, todo desechable.
ResponderEliminarAunque pueda parecer un pensamiento un tanto egocéntrico, no creo que lo sea, pues si logramos acercarnos a conocer bien esa esencia, también podremos cambiar la perspectiva sobre todo lo que nos rodea...
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